Si se pasan por Londres hasta el próximo 9 de septiembre, tienen la oportunidad de acercarse por la Tate Modern Gallery y echarle un vistazo a la exposición Dali & Film. En ella se recogen todas las colaboraciones que el artista de Cadaqués hizo -o intentó hacer- para Hollywood en los años 40 y 50, y promete ofrecer todo el material que diseñó para Walt Disney, los Hermanos Marx… y Alfred Hitchcock.Cuando se habla de Dalí y el cine, las secuencias oníricas que creó para Recuerda (1945) son lo primero que le viene a uno a la mente. Hitchcock decidió contratar al pintor no por efectos publicitarios -como sospechaba el productor de la película, David O. Selznick- sino porque buscaba a alguien de una gran capacidad de ejecución gráfica que fuera capaz de trasladar un sueño a la pantalla, alejándose de los tópicos que utilizaban imágenes borrosas y musiquita de arpa.
El problema es que Dalí se pasó. La escena que hemos visto todos en la película, y que dura unos minutos, se prolongaba durante veinte en el montaje original, e incluía ideas tan desmesuradas como Ingrid Bergman convirtiéndose en directo en una estatua de yeso. Pero Selznick opinó que cortaba demasiado el desarrollo de la película y tenía una longitud excesiva. Eso sí, fue rodada, existe y por lo que he podido leer, esta exposición la presenta en su totalidad. Ingrid Bergman, que se mostró muy apenada por los cortes, dijo de esta secuencia que "debería estar en un museo". Bueno, pues ya lo está.
Pero convendría aclarar ahora un malentendido: esa escena, la más famosa de toda la película, no la dirigió Hitchcock. Tras algunas discusiones con Selznick, el director se marchó a Londres a negociar un nuevo contrato con un productor inglés, dejando el sueño sin rodar. Selznick recurrió a William Cameron Menzies, director de la época muda y principios del sonoro, que era sobre todo un excelente director artístico con dos Oscar en su haber. Fue Menzies quien dirigió las secuencias, pero como no dio a su trabajo ninguna importancia, no quiso aparecer en los títulos de crédito. Cuando Recuerda se convirtió en un éxito, Hitchcock no vaciló en arrogarse todo el mérito de las escenas. Este malentendido se ha aclarado en los últimos años, gracias a la insistencia de los herederos de Menzies.




















