
De Newman no sólo se conoce su talento interpretativo, sino también su afición a las carreras de coches, sus labores humanitarias o su compromiso político. Es menos conocida su afición a las bromas pesadas. Entre las más conocidas está la vez que, filmando Buffalo Bill (1976) le robó al director Robert Altman su par favorito de guantes, y se los sirvió fritos en el almuerzo. También se dice que, tras intentar repetidas veces ser recibido por el director George Roy Hill (Dos hombres y un destino, El golpe, El castañazo) acabó entrando por la fuerza en su despacho y le partió en dos la mesa con una sierra mecánica. No es muy posible que esta anécdota sea verdad, porque se parece demasiado a una escena de Newman en la película Casta Invencible (1971).
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