jueves, noviembre 01, 2007

El difunto en el sillón

Lo dije el año pasado y lo repito este: Halloween me toca las narices hasta puntos insospechados. No creo que nadie me pueda acusar de antiamericano, pero una cosa es no tener prejuicios hacia Estados Unidos y otra muy distinta las tragaderas de pitón que estamos mostrando hacia la colonización cultural. ¿Qué es eso del Jalouin, por el amor de Dios? ¿Desde cuándo nos ha dado por usar las calabazas para otra cosa que no sea comérselas? ¿Y quién fue el anormal sin la más mínima idea de inglés que colocó en las películas esa tontería del “truco o trato”? Por si algún encargado de doblaje de películas yanquis se lee esto, que sepa que “trick” se puede traducir por “travesura”, y “treat” no significa “trato“, sino “golosina”. Puestos a hacer el gil del candil, hagámoslo bien.

Lo siento, pero para estas cosas, en casa somos más españoles que Don Pelayo. Aquí, buñuelos, huesos de santo y el Tenorio, como manda la tradición. Y, como la tradición de este blog también manda colocar en él anécdotas de cine, les voy a contar una que no tiene nada que ver con el Jalouin ese, pero sí con los difuntos.

Como historia tiene una autoría un poco difusa, ahora verán por qué, pero su protagonista es uno de los galanes legendarios de la historia del cine: John Barrymore. Por desgracia, además de ser un enorme actor, era también un enorme alcohólico, y su hígado le acabó fallando en 1942, a los 60 años de edad. Antes de morir, pasó unos días en casa de otro actor con tendencias autodestructivas, Errol Flynn, con quien le unía una gran amistad. En la víspera de su muerte, algunos amigos de Flynn sobornaron a un empleado de la morgue, sacaron el cuerpo de Barrymore, lo llevaron a casa de Flynn y allí lo dejaron sentado en un sillón, en la pose más natural posible. El alarido de Flynn cuando entró en el salón y se encontró con el cadáver de su amigo, mejor ni se lo cuento. El actor confesó no haber podido pegar ojo en toda la noche.

Que la bromita es de un gusto manifiestamente mejorable está claro; no lo está tanto quiénes fueron los autores. Paul Henreid dijo en una ocasión que la idea la tuvo Peter Lorre durante el rodaje de Casablanca, y que contó con la ayuda de Humphrey Bogart y dos amigos más. Henreid incluso confesó haber puesto el dinero para sobornar al empleado del depósito, pero negó haber participado activamente en la broma. Lo que hace esta versión poco creíble es que Bogart y Barrymore no eran amigos, sino más bien todo lo contrario. Más fiables son las fuentes que atribuyen la autoría de la broma a otro amigo de Flynn, el director Raoul Walsh: su autobiografía, algunas biografías sobre Walsh y la autobiografía del propio Flynn.

Pero es buena broma para el día de difuntos, ¿eh? A mí me recuerda la famosa frase de Gila: me habéis matao a la hija, ¡Pero me he reído…!

5 comentarios:

Chihiro dijo...

Me parece sorprendente que "trick" signifique travesura, que engañada me tenían...
Y ¿las calabazas se comen? Increíble.
Dejando de lado a la fiesta o tradición de Halloween, también se nos ha colado un personaje famoso navideño. Estoy hablando del mítico Santa Claus. Y su magnifico reno Rudolph, que ya les hubiese gustado a los reyes magos tener un camello similar.
Estamos ante una sana competencia, uno contra tres y difuntos contra calabazas y gatos negros.

¿Se producirá una globalización de las tradiciones?
Espero, sinceramente, que no.

Y decir, que:
-La extraña história me ha encantado, que cosas pasan.

Lynx dijo...

TODAS las tradiciones son mestizas e interinfluenciadas, mis queridos puristas hispánicos. Siempre ha sido así y siempre lo será, fortunately (que no quiere decir "gracias a Fortunata" ;-)

Por lo demás, gracias por el chiste de Gila; les deseo un pesaroso Día de Difuntos!

Anónimo dijo...

Yo me quedo con las celebraciones de difuntos de algunos lugares de México, donde el día antes se le dedica a los niños muertos, y los niños de la familia juegan dejando sitio para que los muertos puedan jugar con ellos, y al día siguiente se festeja a todos los muertos de la familia, lavando las tumbas, sembrando pétalos por el camino a casa para que no se pierdan y banqueteando con los platos favoritos de los difuntos, a los que se les pone plato (eso cuando no los sacan con su cajita y se los llevan a casa, para que la familia esté reunida)

Como decía el personaje de "Chavez", ¿Vio que lindo? a ustedes los gringos esto les dará repelús, pero a los mexicanos la vida nos ha dado ya tantos palos, que estamos curados de espanto

LE BLOG dijo...

Uy me ha encantado la entrada pero el comentario de Japa ¡me ha fascinado! Qué bonito...

Anónimo dijo...

Debe de ser maravilloso degustar una comida con el cadáver putrefacto de la abuela al lado de tu silla. Seguro que entre la mezcolanza de aromas y sabores sale un plato exquisito.