Aquí donde me ven, fui uno de los afortunados en conseguir entradas para el concierto de Bruce Springsteen el pasado domingo en Madrid. No voy a decirles como lo logré, porque tendría que explicar dónde están enterrados los cadáveres… El caso es que es la cuarta vez que veo al Boss en directo y, probablemente, sea la que más me haya gustado. Una anécdota para los amantes de los cotilleos: Ramón Calderón. Qué hacía en ese concierto el presidente del Real Madrid es algo que escapa a mi comprensión. Llegó el tío de chaqueta y corbata, lo más indicado para un concierto de rock; mientras todos los demás estábamos pegando botes, don Ramón estaba como una estatua en su silla, consultando no se qué en su teléfono móvil. Y finalmente, a eso de los tres cuartos de hora de concierto, desapareció; no sé a dónde, pero me da que no fue a fumarse unos petas para darse marcha…
Ya les digo, el concierto fue una gozada, pero hubo otro concierto del Boss, este bastante más personal, que hubiera dado un brazo por ver.
Verán: mis gustos musicales son bastante variados, pero tengo tres ídolos personales e intransferibles: Frank Sinatra (heredado de mi padre, que lo ponía todo el santo día), Bob Dylan (heredado de mis hermanos, que son bastante mayores que yo) y Bruce Springsteen (este sí que es de cosecha propia). Y hubo una ocasión en que tocaron juntos de forma espontánea. Lo cuenta J. Randy Tarraborrelli en su magnífica biografía de Sinatra (publicada en España por Ediciones B). Todo empezó cuando Frank se aproximaba a su ochenta cumpleaños, y comenzó a hablarse de organizar un programa de televisión en su honor. El problema era que el cantante no quería saber nada del asunto; la idea le horrorizaba, y su mujer, Barbara, no sabía qué hacer para convencerle. Finalmente, decidió invitar a cenar a su casa Dylan y a Springsteen -que iban a participar en el programa- para ver si eran capaces de hacerle cambiar de opinión. Para mantener un aire más tradicional, también invitó a Eydie Gorme y Steve Lawrence.
Tal y como se esperaba de ellos, Dylan y Springsteen se pasaron dos horas echándole flores a Sinatra y diciendo lo mucho que su música había significado para ellos, para sus padres, para todo el país. Poco a poco, a medida que corría el Jack Daniels, Sinatra se fue ablandando. Cuando los tres estaban ya borrachos como cubas, Dylan y Springsteen se turnaron en el piano y se dedicaron a cantar canciones de Sinatra. Al final, cuando todo el mundo se fue, Frank dijo a su mujer: “Estos tíos son geniales, deberían venir más a menudo. Hay que invitar a casa a Bruce y a Bob por lo menos una vez al mes”. A lo que su mujer, estiradísima en todos los sentidos, contestó tajante: “por encima de mi cadáver”.
Ese es un concierto al que me habría encantado asistir. Y no me vengan con que la anécdota de hoy es más musical que cinematográfica: a fin de cuentas, estos tres han salido en el cine...
jueves, noviembre 29, 2007
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7 comentarios:
A mi también me encantan las películas de Springsteen ;-)
Cuáles son, por cierto?
(sólo recuerdo El detective, El hombre del brazo de oro, Un día en nueva York, Pat Garret & Co...)
... Y la aparición del Boss en "Alta Fidelidad", de Stephen Frears. Un cameo, si usted quiere, pero vale para que entre. ;-). Y en la foto está al lado de otro actor: Steve Van Zandt, el inolvidable Silvio de "Los Soprano".
qué morroooooooo!!!!!
Curiosa anecdota, yo me hubiera tomado un Jose Cuervo y una San miguel más a gusto que la leche con ello...
Saludos
Le vi, Vince. Pero no podía decirle: "Hola, soy Vidal Sassun, fans (muchas veces) de su blog". No, hubiera sido horrible. Una cosa que me llamó la atención: ¡¡¡es usted altísssimo!"!!! (Casi como Marichalar, con perdón, pues se le parece algo).
Pues ya me contará cómo me reconoció, Vidal, considerando que este blog no tiene foto... Además, eso que dice usted del parecido con Marichalar deja CLARISIMO que se equivocó de persona.
Ejem... está clarísimo que este blog SÍ tiene foto:
http://www.muyinteresante.es/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=43&Itemid=119
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