lunes, junio 04, 2007

Alcoholismo al viejo estilo (2)


La verdad, el post de hoy es una especie de reedición de uno que publiqué hace unos meses. Entonces se trataba de que Robin Williams había confesado haber vuelto a caer en el vicio nefando del alcoholismo y anunciaba su ingreso en una clínica de desintoxicación, y yo decía por aquí que para alcoholismo de verdad, el de antes, y ponía algún jugoso ejemplo.

Bueno, pues ahora es Lindsay Lohan la que ha ingresado en un centro de desintoxicación, de esos que tan eficaces son para solucionar estos problemas cuando de estrellas se trata, por lo menos de cara al exterior, y de los que ya hablaremos otro día… La diferencia es que Robin Williams, por lo menos, tiene unas cuantas películas buenas en su haber y Lindsay Lohan… sí, hombre… espérense un momento… leñe, es que uno a estas horas está de lo más espeso… Bueno, se admiten sugerencias.

Pero el caso es que la noticia me ha pillado trabajando en un articulillo sobre la pareja Richard Burton - Elizabeth Taylor, y claro, es acercarse a la vida de esos dos, y el alcohol empieza a fluir a borbotones. Sobre todo en el caso de Burton, fluía tanto que consiguió matarle prematuramente, con sólo 59 años de edad. Pero es que lo de este hombre se salía un poco de la norma; la primera botella de vodka caía con los bloody marys de después del desayuno; la segunda, durante la tarde. Cuando estaba representando Camelot en Broadway, apostó que podía beberse una botella de vodka en cada función sin que se notasen los efectos, y escogió a Julie Andrews, que no estaba enterada de la apuesta, para que hiciera de árbitro. Terminada la jornada, le preguntó: “¿Qué te he parecido hoy, Julie?”, y ella contestó: “Un poco mejor que de costumbre”.

Obviamente, semejante nivel de consumo le costó la vida. Una pena, porque, entre otras muchas cosas, Burton era un enorme conocedor de los clásicos, que consumía los libros con la misma voracidad que las botellas. Siempre quiso ser escritor, pero nunca tuvo la determinación ni la disciplina. Dejó, de todos modos, un diario que es una delicia de leer... Quizá, de haberlo logrado, sus demonios internos hubieran quedado aplacados con una eficacia que la bebida no consiguió darle.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Digamos que meterte en el mundillo de Hollywood, es meterte en el mundillo de las fiestas, el alcohol, las drogas... En fin, los vicios en general. Qué le vamos a hacer, son dos cosas que van unidas. El problema es cuando por esas tentaciones se llecan grandes estrellas, mientras que otras ... (la verdad, no se me ocurre como llamarlas) como Paris Hilton conducen como cubas y montan un pollo, como mínimo, una vez por semana. Vale estará en la cárcel, pero lo que le ha costado... Además, tranquis, que pronto estará paseándose por los lugares más fashion de Los Ángeles, con su chihuahua y sin ropa interior. Lo que hace el dinero...

Anónimo dijo...

Yo pienso que las adicciones, sean las que sean, son muestra de nuestra debilidad y vulnerabilidad, como humanos que somos. En el caso de R. Burton, fue una pena porque se cavó su propia tumba desde muy joven y murió relativamente joven. Imagino que, incapaz de resolver sus propios miedos y tormentos, los que se dicen y los que se ocultan, halló un cálido refugio en el alcohol y no quiso ser rescatado. Lo lamento, porque mira que me gustaba. Sin embargo, su compañera de correrías, Liz Taylor, aunque bastante averiada, sigue en la brecha. Espero que por mucho tiempo, aunque sólo sea por que es un mito viviente.
Recuerdo con cariño a los tres grandes bebedores que fueron Peter O'Toole, Richard Harris Y Oliver Reed. Sólo queda O´Toole. La verdad es que, con todo lo que se bebieron, se nos fueron muy longevos. Cuestión de genes, será.

Anónimo dijo...

Es que si seguimos hablando de grandes bebedores, ¿que tal Tracy?. Beber, lo que se dice beber, casi todos los actores lo hacen y lo harán, o eso o pastillas o coca o todo a la vez, pero ¿tiene que ver con el cine?. Bueno, O'Toole, Harris, Mitchum, Tracy, Burton, Taylor, brindo por esos espléndidos años, estéis vivos o muertos, porque habéis sido de los mas grandes, pero de los de verdad.