miércoles, mayo 09, 2007

De guionistas y epidemias


“Había una actriz tan tonta, que para conseguir un papel se acostó con el guionista”. Es uno de los chistes más viejos que hay en el mundo del cine, y busca indicar la escasa importancia que han tenido los guionistas dentro de este negocio. Pero cabría replicar: y hubo un guionista tan listo como para casarse con la primera actriz. Sobre todo teniendo en cuenta que la actriz en cuestión era nada menos que Deborah Kerr. El guionista se llamaba Peter Viertel, y hoy, a sus 87 años, acaba de presentar su última novela, Una bicicleta en la playa. Y la ha presentado en España, porque los señores de Viertel, que se diría, llevan décadas viviendo en una Marbella de donde todos los rocas, muñozes y pantojos de este mundo no les han conseguido echar.

Viertel es un tipo curioso, enamorado del surf y de la escritura. Participó en muchas grandes películas, pero últimamente se le conoce sobre todo por su novela Cazador blanco, corazón negro, llevada al cine por Clint Eastwood, donde recuerda el rodaje de La Reina de Africa, de la que fue guionista, y la obsesión del director John Huston por cazar un elefante, que le llevó a causar considerables retrasos en el plan de rodaje.

Personalmente, creo que La Reina de Africa es una de esas películas que acaban haciéndose más famosas por la cantidad de anécdotas que arrastran que por su calidad intrínseca, aunque reconozco que llevo años sin verla, y tendría que volver a hacerlo antes de emitir ningún juicio. Pero, si quieren un libro donde se narra el rodaje concienzudamente, sin los dramatismos de la novela de Viertel, les recomiendo The making of The African Queen, (hay edición en español) escrito nada menos que por su protagonista femenina, Katherine Hepburn. Está llenito de buen humor y anécdotas. Mi favorita es la de la disentería: todo el equipo de rodaje, en algún momento, cayó enfermo del estómago como consecuencia de la insalubridad del agua de beber. Es decir, todos menos Huston y Bogart que, sencillamente, no la probaron. Hay testimonios de que también bebían café o te, pero el líquido que ingerían al por mayor era whisky, haciendo buena la frase de aquel otro gran bebedor hollywoodiense que fue el cómico W. C. Fields: “¿Beber agua? ¡Qué asco! ¡Pero si es donde follan los peces!”.

1 comentario:

Davidia dijo...

unca me gustó "La reina de África". Hace poco la he revisitado y la sigo viendo igual de ñoña e infantil. La Hepburn es buena actriz, pero se me hace un pelín replelente y resabiá.

En sorprendente el aguante etílico de aquellos grandes bebedores de cine. He leído que en "Gladiator", Oliver Reed no perdonaba ni una noche sin beberse medio bar. Pero a la mañana siguiente estaba el primero en el set, con el texto aprendido y listo para ser dirigido. A eso se llama profesionalidad, sí señor.