Se dice que en ocasiones la vida imita al cine, pero hay otras veces donde la vida imita a la vida. Lo digo por la noticia del catamarán que ha aparecido a la deriva en aguas australianas, sin rastro de sus tres tripulantes. Dentro del barco todo estaba en orden: la comida preparada, la mesa puesta, el ordenador conectado… pero la tripulación se ha volatilizado, y volatilizada sigue en estos momentos. Es como una repetición a pequeña escala de la leyenda del Mary Celeste, un buque bastante más grande que el actual, abandonado en pleno Atlántico a mitad del siglo XIX.
Como no podía ser menos, este tema de los barcos misteriosos a la deriva es de lo más apetitoso para los autores de ficción. En los años 50, el escritor Hammond Innes publicó The Wreck Of the Mary Deare, donde un carguero surca el canal de La Mancha con un solo hombre a bordo, que se ocupa de alimentar frenéticamente las calderas. Si me apuran, un buque con un solo tripulante es casi más enigmático que un buque abandonado. Hollywood se fijó en el libro, y uno de los primeros directores que consideró llevarlo a la pantalla fue Alfred Hitchcock. Pero tras trabajar un poco en el guión, se dio cuenta de que este tipo de historias no son demasiado recomendables: incluso podría decirse que son veneno para un cineasta.
¿Por qué? Según explicó el director británico a François Truffaut en su biblia El cine según Hitchcock, “Porque tiene un comienzo demasiado fuerte. Hay tal cantidad de misterio desde el principio que cuando hay que explicar, finalmente, ese misterio, se produce algo muy laborioso y que en ningún caso puede estar a la altura del comienzo. (…) Cuando comienzo a explicarlo todo, resulta bastante vulgar, y el público tiene derecho a preguntarse por qué no se le han enseñado los acontecimientos previos al comienzo del film”.
Hay que decir al final sí se rodó una película sobre la novela de Innes, que en España se estrenó como Misterio en el barco perdido (1959). Pero el director no fue Hitchcock, sino Michael Anderson. Los protagonistas, Charlton Heston y Gary Cooper. Y la solución del misterio, según parece (no la he visto, y me guió por referencias), en efecto resultaba bastante decepcionante después de un comienzo tan intenso. Hitchcock hizo bien en dejarla para dedicarse a Con la muerte en los talones.
¿Se acuerdan de aquella frase de Samuel Goldwyn: “Una película tiene que empezar con un terremoto y, a partir de ahí, ir hacia arriba”. Más fácil decirlo que hacerlo.
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3 comentarios:
¿Se acuerda de "Calma Total"? La vi sin esperar gran cosa y lo cierto es que me lo pasé muy bien. Incluso la he visto varias veces en vídeo, porque en DVD no la he encontrado (tampoco es que la busque cada dia). Por cierto: ¿sabe alguien si en algún lugar existe el DVD de "La noche americana" de Truffaut? Ésta sí que no la encuentro por ningún lado y me temo que está incomprensiblemente descatalogada.
Vidal, "Calma total" está bien, pero no pertenece exactamente a peli de barco a la deriva, sino a peli de barco con psicópata... Si está usted en Madrid, le diría que probara en la FNAC; hace un tiempo editaron en su propio sello buena parte de la obra de Truffaut.
Discrepo con usted; salvo la última parte de la peli, cuando desbarra el guión y aparece el psicópata, hay un velero inmóvil en medio de la mar por ausencia de viento y un barco fantasma a la deriva. Los primeros sesenta minutos van de eso y están logrados. Vale, no va toda la peli sobre el barco fantasma, eso es verdad.
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