Me encuentro en la tele con Jane Fonda anunciando una crema especial para las mujeres “mayores”, como se dice ahora, en estos tiempos donde parece que nos avergonzamos de un proceso tan natural y deseable como es la vejez (digo deseable porque la única manera de evitarla es morirse antes, así que...). El anuncio concluye con la actriz confesando su edad: “tengo 67 años”. La verdad es que, según la IMDB y The Filmgoer’s Companion, de Leslie Halliwell, nació en 1937, así que tiene alguno más. Pero, ya puestos, para hacernos una idea más realista del porqué de su juvenil aspecto, Fonda podía haber confesado también sus operaciones de estética.
No se lo estoy censurando, que conste; cada uno hace con su cuerpo lo que quiere, y si es estrella de Hollywood, incluso algo más. Recientemente se publicaron unas declaraciones sobre Demi Moore donde se estimaba que la actriz se había gastado unos 400.000 dólares en los últimos años en operaciones de mejora que le habían permitido mantener ese cuerpo serrano, con 44 años y tres hijas. Y hace un tiempo, un magnífico documental de La 2 abordaba el tema con declaraciones de un cirujano plástico de Beverly Hills. “No voy a dar nombres sobre mi clientela”, decía, “pero piensen en cualquier estrella de más de 40 años”.
Las operaciones de estética varían según el paciente sea hombre o mujer. En los varones, lo que más se lleva es el estiramiento de la papada, aunque algunos aprovechan para solucionar otros problemas, como John Wayne, que tuvo que quitarse ojeras porque la cantidad de tejido que se había acumulado en esa zona le impedía incluso abrir bien los ojos.
Y sin embargo, hay ocasiones en que la ausencia de arrugas puede ser un impedimento más que una ventaja a la hora de encontrar trabajo: en 1980, el escritor John Guare y el director Louis Malle buscaban un actor para encarnar al gángster en decadencia de aquella obra maestra que fue Atlantic City, y pensaron en Robert Mitchum. Era la elección ideal, así que Malle le envió una copia del guión, y luego fue a verle a su casa de California. Pero, cuando el actor abrió la puerta, mostraba todos los signos de un reciente estiramiento de piel. Su rostro no tenía ni una arruga. “Lo siento”, dijo,“pero ahora sólo interpreto a tíos de cuarenta y cinco años”.
Así que el papel fue para Burt Lancaster, que no solo aparentaba su edad, sino que además se negó a utilizar ningún tipo de maquillaje que la camuflara. El resultado fue una nominación al Oscar al Mejor Actor, y una interpretación, para quien esto bloguea, absolutamente inolvidable.
martes, febrero 06, 2007
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7 comentarios:
Comparto con usted la admiración por "Atlantic City", que a mí me parece realmente extraordinaria, como casi todo lo que firmó y filmó Louis Malle. Es de agradecer que Robert Mitchum no encajara en el papel por haberse sometido a una operación de planchado. Y no es que no me guste Mitchum, que me gusta, pero no imagino a otro actor en "Atlantic" que no sea Burt Lancaster, que se calzó el papel como un guante. La Sarandon, por cierto, también estupenda.
La que ya no me gusta tanto es Jane Fonda. La verdad es que con tanto estiramiento ya no es Jane Fonda, sino otra mujer. Le ha variado el gesto. La verdad es que siempre me ha parecido una buena actriz y no necesita tanta chapa y pintura para sobrevivir. Aunque Hollywood presiona mucho con eso de la edad y no todos/as son tan fuertes, por ejemplo, como Lauren Bacall, que luce con orgullo su vejez y se pone el mundo por montera. Ella sí que es sabia.
Vemos esas caras y cuerpos perfectos y nos las creemos y, seguidamente, nos deprimimos. Por eso a la prensa le gusta tanto comunicar que fulanit@ se ha estirado nosecuantas partes del cuerpo, para consolarnos. El problema es que muchos actores y actrices se dejan llevar por la presión sin darse cuenta de que, al menos en su profesión, es más importante saber transmitir emociones con el rostro que ser un poco más viej@ o fe@
Y los horrores de la estética en Rocky-Stallone, Mickey Rourke...
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Y la boca de Melanie, y la pinta de Meg, y la nariz de la Anniston... En fin. Y ya entrando en el mundo de la cirugía (que no del cine) podemos mencionar a varias personas cuyos cirujanos deben de estar en la lista de los más buscados de la Interpol: Tita Cervera, la duquesa de Alba, Paula Vázquez... Y seguro que me dejo algún horror ambulante (¿Esther Cañadas?) en el tintero...
La verdad, no sé para qué me molesto en poner links en los textos, con el poco caso que les hacen... si hacen el favor de pinchar en el hipertexto sobre "las estrellas de más de 40 años" serán redirigidos a la página www.awfulplasticsurgery.com donde se recogen puntualmente todas las operaciones de chapa y pintura de las estrellas de ayer y de hoy. Entren, que se van a divertir.
Acabo de ver el link y, he de decir que, aunque es cierto que te quedas asombrado con algunas "metamorfosis", le echan demasiada imaginación. Hay algunos ejemplos como Kate Bosworth, Halle Berry o Jennifer lópez en los que yo no sé dónde ven el cambio. Y es que hay veces que la gente es bella por naturaleza, y el hecho de que en una foto salgan mejor que en otra no significa que se hayan operado. Aun así, gracias por la web, señor Vince. Es curiosa
Totalmente de acuerdo con Andrea, aunque es divertido ver la página y preguntarse en qué andaba pensando Meg Ryan, por ejemplo...
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