
La muerte de Whale es uno de los misterios del Hollywood clásico: apareció ahogado en su piscina, sin que hasta hoy se haya podido aclarar si fue accidente o asesinato. Por lo menos, la historia dio lugar a una magnifica película de Bill Condon, Dioses y monstruos (1998), protagonizada por Ian McKellen y por un Brendan Fraser que demuestra que, cuando quiere, puede ser un magnífico actor.
No fue la única tragedia relacionada con estas películas; después de su primera aparición, Karloff contó con varios dobles para que le ayudaran en sus tareas de monstruo. Uno de ellos se llamaba Benjamín Torrealba, del cual se descubrió años después que también tenía una doble vida, pero bastante más siniestra que la de Whale: era un asesino en serie, que mataba gente de forma indiscriminada (no tengo el número exacto, sorry), y enterraba los cadáveres en el jardín de su casa. Como ocurre a veces, más allá del tópico, el verdadero monstruo no estaba en el cine, sino en la vida real.
2 comentarios:
¡Vaya tela el Benjamín! ¡Se me han puesto los pelos de punta!
Hola. A ver si estamos más al tanto de lo que escribimos. Si entramos en Wikipedia aparece claramente que James Whale se suicido en su piscina, que además habia perdido facultades mentales debido a inhalación de humo y que incluso dejó una nota de suicidio que dice asi:
El futuro está lleno únicamente de dolor y viejos recuerdos... Necesito estar en paz y este es el único modo de lograrlo. Mi vida ha sido maravillosa.
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