jueves, agosto 28, 2008

El Vía Crucis de un cinéfilo lesionado (y 7): La silla de Fernando

Como suele ocurrir, he dejado lo mejor para el final. Aunque tengo que confesarles que estoy haciendo trampa: La silla de Fernando (2006) no ha sido adquirida como parte del Vía Crucis, sino que me la regalé por mi cumpleaños hace ya unos cuantos meses. Y la disfruté tanto que me parece adecuada para eso que los cursis suelen llamar un digno colofón.

Ya estarán enterados de que La silla... es un documental rodado por Luis Alegre y David Trueba de esos donde ya te encuentras todo el trabajo hecho, es decir: te vas a casa de Fernando Fernán-Gómez, le pones delante la cámara, le filmas en perpetuo primer plano, procuras que no le falte el whisky, y que hable. Pues eso y no otra cosa es La silla… así que aquí no cabe hablar de excesivas virguerías estilísticas, uso de la elipsis, dirección de actores, selección de decorados. Es Fernán-Gómez, puro y duro. Y, qué quieren que les diga, no hace falta nada más.

La verdad sea dicha, el actor y director no dice aquí cosas que quienes hemos seguido su trayectoria no le hayamos leído ya en sus memorias, en el magnífico libro que sobre él hizo Enrique Brasó, o en su libro de conversaciones con Eduardo Haro Tecglen. Pero leer no es lo mismo que escuchar. Y hay que escuchar a este hombre, con esa voz imitadísima e inimitable que Dios le dio, hablar de su infancia, sus inicios como actor, el cine, el alcohol, la política, las mujeres… Te sientes cómplice al apreciar su sentido del humor, verle ponerse socarrón y hasta simpático (que sí, que lo era). Las sesiones parecen rodadas en dos días diferentes, y en uno de ellos la barba de la garganta está mal afeitada, lo que le da un cierto aspecto de salvajismo eremita que le pega muy bien a la sinceridad de sus declaraciones.

Mucha de la gente que vio la película dijo lo mismo: que se le hizo corta. Bueno, pues esta edición del DVD incluye los extras que todo el mundo estaba esperando: hora y media más de charla a cargo del maestro. Y un regalo inapreciable, obtenido gracias a la iniciativa de un aficionado que pudo grabar en vídeo la que creo fue la última aparición de Fernán-Gómez en un escenario, en 1992, cuando hizo que todo el público se retorciera de risa leyendo una valiosísima selección de anuncios por palabras.

Un último detalle: los más viejos del lugar recordarán que, allá por el final de los años 70, Fernán-Gómez protagonizó un espacio llamado Tertulia, que consistía precisamente en eso: en un decorado que simulaba el salón de una casa, iba recibiendo cada semana a distintos invitados que se servían una copa y se ponían a charlar sobre lo divino y lo humano hasta que se terminaba el programa. Nada más y nada menos. Ahora que dicen que RTVE piensa colgar en la Red alguno de sus programas históricos, no estaría mal que recuperaran este. Con La silla de Fernando disfrutamos del maestro hablando; en ese programa le veíamos conversar. No es exactamente lo mismo.

Y mi pie muy bien, gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Lesionado? ¿Qué te ha pasado?
¡Deseos de pronta recuperación!