miércoles, marzo 12, 2008

Clavaíto

Como todo el mundo sabe, un doble en el argot cinematográfico es el sufrido profesional al que le toca comerse todas las escenas peligrosas para que la estrella de turno termine la película sin despeinarse en exceso. Pero hay otros tipos de dobles: los que tienen un parecido más que razonable con algún que otro actor o actriz, y se dedican a utilizarlo en provecho propio. Me imagino que ya saben a qué viene esto, ¿no? A la que ha organizado en el Bernabeu el italiano Paolo Calabresi, haciéndose pasar, por encargo de una cadena de televisión italiana, por Nicolas Cage nada menos, y como tal asistir a un partido como invitado de honor, consiguiendo quedarse con -casi- toda la plantilla del Madrid, empezando por el presidente (“me di cuenta enseguida”, ha dicho; claro, hombre, y además le encanta Bruce Springsteen) y el jefe de prensa. Además del carné de socio de honor, y varias camisetas firmadas, alguna de ellas por el propio Calderón. Un artista, qué quieren que les diga.

Ahora, ya es duro ¿eh? Parecerte a una estrella de cine, y que sea precisamente el tío con más pinta de colgao de todo Hollywood. Para eso, siempre es mejor asemejarse a alguno de los bellezones de la pantalla clásica. Tyrone Power, por ejemplo, que en los años cincuenta fue uno de los mayores galanes del cine, y que murió en 1958 de un ataque al corazón precisamente en Madrid, durante el rodaje de Salomón y la Reina de Saba, de King Vidor. Este fallecimiento dio lugar a una historia bastante descacharrante, protagonizada por uno de nuestros mejores escritores vivos y un marino de El Puerto de Santa María.

El escritor era -todavía es, no seamos cenizos- Jose Manuel Caballero Bonald, por cierto, paisano mío y amigo de la familia. Y el marino, bueno, no vamos a poner aquí su nombre; lo importante es que tenía como peculiaridad ser lo que se dice una fotocopia de Tyrone Power. El caso es que, cuando llegó a oídos de Caballero Bonald la noticia del fallecimiento del actor original, no se le ocurrió otra idea que convencer al marino para que viajara a Madrid, donde sería presentado al equipo de filmación, el cual, en cuanto se percataran de aquel parecido sobrenatural, no dudarían en contratarle para completar el rodaje.

Con la ayuda y el apoyo monetario de dos amigos, consiguió convencer al marino, y lo instalaron en un hotel madrileño. El siguiente paso fue convocar a un periodista de Pueblo para que hiciera un reportaje sobre “la milagrosa aparición de un clónico del fallecido actor norteamericano”, según cuenta el escritor en sus memorias (segundo tomo). Y el siguiente fue plantarse en el hotel donde estaba todo el equipo de la MGM, convencidos de que la aparición del nuevo Tyrone provocaría en ellos una contratación poco menos que inmediata. Las cosas, claro, no salieron así, y tanto el Tyrone del Puerto como sus apoderados abandonaron el hotel con la promesa de que ya les llamarían.

Al final, por abreviar, terminaron enterándose de que la Metro Goldwyn Mayer había optado por la solución de volver a rodar la película desde el principio, ahora con Yul Brinner, sin considerar ni por un minuto la idea del doble (ya ven, lo que sí que se hace ahora cuando muere un actor, gracias a la informática). Todo esto después de varios días del Tyrone bis hospedado a expensas de los autores de la idea y “mostrando una excesiva inclinación a comer por lo menos dos veces al día, lo cual afectaba de modo notable a nuestras reservas económicas”. La cosa, al parecer, acabó con una bronca monumental no tanto con Tyrone sino con su señora, que al parecer era de armas tomar y a punto estuvo de agredir físicamente a los tres apoderados.

Una pena, porque yo creo que Caballero Bonald y sus amigos lo que fueron es unos adelantados a su tiempo. Y si no, pinchen aquí para ver un montonazo de sosias profesionales, a los que pueden contratar para amenizar despedidas de soltero, bautizos y comuniones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Conclusión, no te puedes fiar ni de tu madre. Y menos aun, cuando por el medio se encuentran mezclados gente de dinero, que manipula todo a su antojo.
Dios mio parezco Mel Gibson en Conspiracion!!
Hablando de dobles, yo cada día me parezco un poco mas a Brad Pitt.
Ya quisiera...!!

JAJAJA ya quisiera! Lo que si puedo decir, es que mi padre es clavadito a Jack Nicholson y no miento, por que ya le han confundido estando de vacaciones en Ibiza con mi madre con el mítico actor. Alguna anécdota podría contar sobre esto. Si eso busco alguna foto y te la pongo Vince, para que te sorprendas.

JEJE. Un abrazo.