domingo, enero 13, 2008

¿Campo de tréboles?

¿Qué es Cloverfield? Sólo faltan cinco días para que los espectadores comiencen a averiguarlo de forma definitiva, pues el próximo viernes es la fecha de estreno en Estados Unidos (en España, el 1 de febrero). Mientras tanto, la Red hierve de rumores, y no tengo demasiada intención de engordar el cupo, así que esto es lo que se sabe hasta el momento: A) Es la última producción de J. J. Abrams, productor especializado en series televisivas de alto voltaje (Alias, Perdidos), que ha intentado con relativo éxito aplicar su fórmula en cine (Misión imposible 3). B) El argumento trata de un monstruo gigantesco que empieza a hacer de las suyas en Nueva York… y hasta ahí puedo leer. Y C) Tiene la particularidad estar rodada desde el punto de vista de la camcorder, o sea, como si conociéramos la historia a través de filmaciones de vídeo hechas por los mismos protagonistas; la misma fórmula que se ha utilizado anteriormente en El proyecto de la bruja de Blair (1997) y en la española Rec (2007).

Pero es muy posible que Cloverfield pase a la historia del cine por una de las mejores campañas de promoción que se hayan pensado.

Recordemos que la cosa empezó el verano pasado, cuando los espectadores yanquis que entraron a ver Transformers, que ya son ganas, se encontraron con un curioso trailer: la grabación casera de un grupo de amigos en Nueva York que organizaban una fiesta sorpresa a un colega que se iba a trabajar a Japón. Cuando todo el mundo estaba haciendo las tonterías que se hacen ante la cámara en estas ocasiones, se oye un ruido extraño y las luces se van. La gente sube a la azotea del edificio, y todo lo que ven son varias explosiones en la noche neoyorquina, acercándose cada vez más a donde están ellos. Salen a la calle, y se encuentran a gente corriendo, escenas de pánico y un caos creciente. Un objeto gigantesco cruza el cielo, y se estrella a escasos metros de donde están: cuando ven de qué se trata, todo el mundo empieza a gritar horrorizado: es la cabeza de la Estatua de la Libertad.

Y después de todo esto, en lugar del título de la película, sólo el nombre de Abrams y una fecha: 18-1-08.

Como reclamo fue infalible, sobre todo en estos tiempos, en los que se cuenta con la gasolina de Internet para propagar los rumores. En los meses siguientes se han ido averiguando más cosas, entre ellas las que les contaba al principio, y luego el propio Abrams acabó de calentar el ambiente enseñando el cartel que ilustra esta entrada.

El título de la película tardó en conocerse, y cuando lo hizo, no aclaró gran cosa: Cloverfield significa “campo de tréboles”, con lo que suena más a drama rural irlandés, de esos con Richard Harris con la gorra de tweed calada hasta las cejas, que a peli con monstruo descontrolao. También parece que la trama está relacionada con una bebida refrescante llamada slusho, que no existe (bueno, en la ficción, sí; también ha salido en Perdidos), pero que tiene su propia página Web. Y en la página oficial de la película, tenemos el segundo trailer, que cuenta algo más... pero poco. Por supuesto, nadie ha visto ninguna imagen del monstruo en cuestión (aunque circulan varias versiones en la Red), con lo que se respeta una de las normas básicas en estas producciones de Hollywood: para crear expectativas en una película de monstruos, enseña cualquier cosa, menos el monstruo.

Sólo que quizás Abrams haya dado un paso más a la hora de crear expectativas: no enseñes el monstruo y, puestos a no enseñar, no enseñes ni el título de la peli. La campaña, ya les digo, es muy buena, y sospecho que otros van a seguir el ejemplo. Ahora bien: ¿todo esto servirá para algo… o nos vamos a encontrar con una eme pinchada en un palo como fue Godzilla?

2 comentarios:

Lego y Pulgón dijo...

Acabo de ver los "trailer". ¡Guau! Los pelos como tachas.
La Bruja de Blair me impactó cuando, en el cine, fui parte del grupo de excursionistas (yo escapé); pero también me impactó luego, sentada en la seguridad (?) de mi casa, por el tremendo efecto de un sencillo truco como el de ponerte detrás de la cámara y, sobre todo, NUNCA LLEGAR A VER. Ingenioso, novedoso (al menos, para mí), casi traumático. Quizá la repetición del truco no consiga un efecto duradero, pero el golpetazo visual de la cabeza de la Estatua de la Libertad rodando por las calles de una ciudad tan conocida que ya parece nuestro pueblo... tiene su aquél. Me arriesgaré.

Lynx dijo...

¿Miedo + internet?
Atrévanse con "Paranormal Activity...(pero no me hago responsable)