Lógicamente, a la nueva versión de La huella le están cayendo palos por todos los lados. Lo más que se dice de ella es que es un esfuerzo digno, y que la interpretación de Michael Caine es fantástica (vaya novedad). Pero claro, el problema es que el original sigue estando ahí. Como una losa. Y también tiene una interpretación fantástica de Caine, acompañada por otra no menos fantástica de Sir Laurence Olivier. Y, por si fuera poco, detrás de la cámara estaba uno de los que, al menos para un servidor, ha sido uno de los grandes, grandísimos directores de todos los tiempos: Joseph Leo Mankiewicz. Es una obra maestra, una película imbatible. Cualquier nueva versión tiene, por lo tanto, todas las de perder. Y cabe preguntarse porqué Hollywood sigue con esta afición a hacer remakes de títulos clásicos, a los que no les hace ninguna falta una revisión.
La huella (hablo siempre de la primera versión) es una película que basa su argumento en sorpresas continuas. Pero ese no es su único apoyo. Todos los que la apreciamos la hemos visto más de una vez, así que ya nos conocemos todos los giros, todos los trucos. Pero la fuerza de guión, dirección y actores nos arrastra de una escena a otra, disfrutando con cada plano, con cada frase, y saboreando con anticipación lo que va a venir después. Es la mejor muestra de su calidad.
Pero claro, las sorpresas del guión son uno de los puntos clave de la película, así que cabe preguntarse ¿Cómo las han resuelto en la nueva versión? Hay algunos trucos que se utilizaron en la primera que no pueden volver a utilizarse aquí, y no me refiero sólo a trucos argumentales. Recordemos: la versión original sólo tiene dos actores. Pero hay más personajes. O, por lo menos, parece que los hay. Se habla de ellos, se les describe, en ocasiones se les espera, y en ocasiones, incluso aparecen. Pero siguen siendo sólo dos actores. La película original lo solucionó creando un reparto completamente ficticio: cuando empieza la cinta, después de los nombres de Michael Caine y Laurence Olivier, aparecen los siguientes: Alec Cawthorne, John Matthews, Eve Channing, Teddy Martin. Ninguno de ellos existe en realidad, pero se incluyeron en el reparto para que el espectador no supiera exactamente el número de personas que intervenían en la trama. Curiosamente, en la nueva versión repite Eve Channing (debe estar un poco mayorcita, ¿no?) y hay una pequeña aparición del premio Nóbel Harold Pinter -que se ha encargado del guión-, pero en la pantalla de un televisor.
Por lo demás, la estructura se mantiene. Otra cosa que vamos a echar en falta: aquella mansión llena de muñecos, donde destacaba el maniquí de un marinero que batía las palmas y se reía con una carcajada que daba pesadillas. Y lo vamos a echar en falta porque el actor que grabó esa risa horripilante era el mismísimo Laurence Olivier. Si alguien va a verla, que me cuente.
viernes, octubre 12, 2007
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2 comentarios:
Me encanto la peli, Vince. Me olvide de la original y disfrute de la nueva mansion, de Jude Law y del inmenso Caine. No sabia que el menda de la tele era Pinter, gracias!
*sorry, pero no tengo acentos aqui
La he visto esta noche, y puedo decir que aunque me ha gustado un poquito, me quedo con las inmensas ganas de ver la película clásica, ya que esta me ha sorprendido, pero quizás no tanto como esperaba. Jude Law es demasiado bonito para este papel y quizás demasiado aburrido para sorprender a nadie.
Eso si Michael Caine es un genio!
No te has perdido nada, si aun no lo has visto.
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