Llevamos un par de días hablando de malos actores, y quizás no deberíamos dejar de lado a los directores, que esos también tienen lo suyo… Claro que, a la hora de determinar quién es un mal director, la cosa puede ser complicada. Habrá quien diga: hombre, claro, Ed Wood (el pobre Wood nunca se recuperará de la película que le dedicó Tim Burton… aunque es cierto que era espantoso), otros no se irán tan lejos y sacarán a Mariano Ozores, y luego tenemos a Tony Scott, Peter Greenaway, Alan Parker, y otros que en los últimos años han provocado profunda división de opiniones en la prensa internacional. Pero hay casos más flagrantes, de gente cuya incompetencia ha ocasionado que ningún productor con un mínimo sentido común les haya dejado acercarse de nuevo a una cámara. ¿Se acuerdan de Elaine May?
Nacida en Filadelfia en 1932, May se hizo un nombre en el mundo del espectáculo gracias a sus apariciones en clubes, televisión y teatro, donde hizo un buen número de contactos que le facilitaron la entrada al mundo del cine. Tras algunos comienzos como guionista y directora, donde se ganó merecida reputación de ser una perfeccionista de carácter, digamos, difícil, le llegó la oportunidad en 1976 de dirigir Mickey and Nicky, una comedia protagonizada por John Cassavettes y Peter Falk, grandes amigos en la vida real. El rodaje estuvo lleno de complicaciones, causadas en buena parte por el empeño de la directora en repetir las tomas hasta cincuenta veces, y aún no quedar satisfecha con el resultado. Cuando el estudio ordenó interrumpir la filmación, May había rodado 300.000 metros de película (la media de una película son unos 20.000, que quedan reducidos a algo más de 3.000 tras el montaje). Pero aun quedaba lo peor. May pasó más de un año montando la película, hasta que la Paramount se la quitó de las manos. Tanto esfuerzo no se tradujo en ningún resultado notable: Mickey and Nicky (que se estrenó aquí, aunque no recuerdo el título español) fue un fracaso de público y crítica.
Podría pensarse que tras semejante peripecia pocos querrían repetir con May. Pero un par de años después, tuvo un bombazo al coescribir con su amigo Warren Beatty el guión de El cielo puede esperar (1978) y colaborar con él de nuevo en Rojos (1981). Así que Beatty pensó en ella para escribir y dirigir una comedia musical que protagonizaría él, junto con Dustin Hoffman: Ishtar. Nunca lo hubiera hecho.
Todo lo que había ocurrido en Mickey and Nicky se repitió en el nuevo rodaje, pero corregido y aumentado. Buena parte del mismo tuvo lugar en Marruecos, y cuando May aterrizó en las localizaciones seleccionadas por su equipo, no le gustaron las abundantes dunas del desierto; ordenó que las allanaran a golpe de bulldozer. Luego, retomó su costumbre de ordenar toma tras toma de la misma escena, sin dar a los actores ninguna pista de los motivos que la llevaban a tanta repetición: lo único que decía era “otra vez”. Las últimas semanas de rodaje, estas en estudio, requirieron cambios en el guión y la composición de nuevas canciones que debían interpretar los protagonistas. Con tres meses de retraso sobre la fecha prevista, May había rodado 104 horas de película. Y, tras más de un año de trabajo en el montaje y los ajustes de última hora, por fin la Columbia se preparó para estrenar una comedia que, según descubrieron, no tenía gracia ninguna, y que les había costado la enorme cifra para la época de (dicen) 51 millones de dólares.
Ishtar fue uno de los grandes fracasos de los 80, con apenas una tercera parte de su presupuesto recuperado en taquilla. Durante años, el título fue sinónimo en Hollywood de todo lo que no se debe hacer a la hora de preparar una película de éxito. Elaine May ha vuelto a trabajar, ocasionalmente, como guionista (Primary Colors, por ejemplo), pero nunca ha vuelto a ponerse detrás de una cámara. ¿Ed Wood? Un santo, por el amor de Dios.
(La información para este post está sacada del libro Fiasco. A History of Hollywood's Iconic Flops, de James Robert Parish, que espero algún editor tenga el buen sentido de publicar en nuestro país).
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4 comentarios:
Yo el que no trago es Tony Scott, al menos lo que he visto de él. En cuanto a la película que Burton le dedicó a Ed Wood... ¿es tan mala como el director? Pregunto porque me la han recomendado pero quiero hacerme una idea previa antes de verla.
¿Y qué opinan de Sofía Coppola? Desde luego no es como su padre pero como provoca tanta polémica en la crítica... A mí desde luego me gusta bastante, aunque haya veces que "sorprenda" en exceso.
¿Sofía Coppola? Pedantería vacua, como Médem.
Muy interesante el libro que nombras. No sólo por explicar los entresijos de fiascos muy conocidos (The Postman, La isla de las cabezas cortadas...), sino por poner en perspectiva filmes que hoy son clásicos, pero que en su momento fueron desastres muy criticados (La leyenda de la ciudad sin nombre, La jauría humana...)
Con todo, May no es tan mala como realizadora. Era sólo funcional. Otra cosa es que sea una pésima directora de cara a los productores. Porque Kubrick o Cameron se podían poner pijoteros, pero al menos entregaban grandes películas. El problema es ponerse así y ser del montón. Lo que es el endiosamiento. (Tengo pendiente la lectura de un libro sobre el periodo en el que David Puttnam dirigió Columbia y dio luz verde a 'Ishtar'. Puede ser interesante).
Ed Wood es una muy muy buena película. Y, sí, Wood era un director terrible. Pero a la par de muchos otros de serie Z como Larry Buchannan, William Boudine, Del Tenney, Cash Flagg... Sólo que Tim Burton no ha hecho una peli sobre ellos. Ni falta que hace.
Recuerdo el dia en que me regalaron el DVD de "Ishtar", y lo recuerdo por la cosa esa que contenía. La verdad, nunca la he vuelto a ver, pero me acuerdo que me pareció tan pésima que no me lo podía creer. Incluso la paré varias veces a ver si los que la interpretaban eran los que salían en la carátula. Yo creo que eran cuñados o primos de May con nombres falsos y caretas. Daban el pego porque es de esas cosas que te asombran por disparatadas.Mariano Ozores si que era funcional, si entendemos por eso que hacía películas que le pagaban, cumplía su función, vaya. El resultado es lo de menos.
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