Pues ya tenemos en la cartelera una película de esas que me gustan a mí, es decir, de las que nunca serán un taquillazo pero llaman la atención por el tema que cuentan. Se trata de La gran estafa (Hoax), protagonizada por Alfred Molina, Stanley Tucci y el flamante nuevo premio Donostia, Richard Gere (un día de estos vamos a tener que hablar sobre el por qué de ese galardón a un tipo que tiene bastante más presencia mediática que talento actoral). Y la película me interesa por el tema que trata: la falsa biografía de Howard Hughes publicada en los años 70 por el periodista Clifford Irving.
Para quienes no conozcan la historia, vamos a hacer un breve repaso: en los últimos años de su vida, el multimillonario Howard Hughes (el retrato que hizo Scorsese en El aviador sobre sus primeros tiempos es bastante exacto) se hizo famoso por su comportamiento excéntrico y por convertirse en un recluso al que poquísimas personas tenían acceso. De repente, el periodista Clifford Irving apareció con su Autobiografía de Howard Hughes, escrita, según aseguraba, tras numerosas entrevistas celebradas con el magnate, que había accedido a romper su silencio para recibirle exclusivamente a él. El libro, lógicamente, fue un bombazo, por lo menos hasta que escritor y editorial fueron demandados por el (numerosísimo) equipo de abogados de Hughes, que negaba la autenticidad de la obra.
Finalmente, Irving fue incapaz de demostrar la veracidad de su libro. Aunque había proclamado contar con grabaciones, cartas y documentos exclusivos de Hughes, no presentó ni uno solo de ellos en su defensa. En 1972 fue condenado a prisión -donde pasó catorce meses- y a indemnizar a sus editores con 765.000 dólares. Pero por lo menos tuvo éxito en una cosa: en sacar al ermitaño Hughes de su escondite, pues el magnate habló en público por primera vez en diez años para denunciar a Irving en una conferencia telefónica, y negar haber tenido ningún tipo de contacto con él.
Por cierto, en España, el libro lo publicó la extinta editorial Sedmay, conocida por apuntarse al carro editorial de todo lo que pudiera sonar a escándalo (otra de sus joyas fue El día que perdí… aquello, donde famosos de ambos sexos recordaban el momento de su jura de bandera), con una portada de lo más curioso: el título era Autobiografía de Howard Hughes, pero con una cruz roja tachando las letras “auto”. En la solapa interior se aclaraba, creo recordar, que a pesar de la polémica que rodeaba la autenticidad del libro la última palabra la tenía el lector y bla, bla, bla.
De todos modos, no es la primera vez que se rueda una película sobre este tema. en 1974, Orson Welles rodó Question Mark (Fake), un semidocumental sobre lo verdadero y lo falso, lo auténtico y la falsificación. Uno de sus protagonistas era el pintor Elmyr d' Hory, especialista en pintar cuadros que imitaban el estilo de los grandes maestros con tal perfección que ningún especialista podía distinguirlos de los originales; el otro era Irving, que en un completo cierre de círculo, había escrito en 1969 una biografía de d'Hory, esta más auténtica que la de Hughes.
No sé que tal será La gran estafa; ya les digo que estoy deseando verla. Pero, si no han visto Question Mark y se la encuentran en algún videoclub (improbable), biblioteca pública (también) o en alguna emisión de madrugada de un canal televisivo ignoto (esto ya tiene más posibilidades), no se la pierdan. Y eso, a pesar de que buena parte de lo que Welles nos cuenta en ella... es también mentira.
miércoles, septiembre 26, 2007
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