¿Qué sentido tienen hoy en día el cine de Bergman, el de Antonioni? Es para preguntárselo, después del devastador doble golpe que ha privado al cine en menos de 48 horas de dos de sus grandes maestros. Y yo me lo preguntaba, porque tanto uno como otro eran cineastas difíciles, sobre todo en los tiempos que corren. Sus películas son lentas, densas, su narrativa -la de Antonioni, sobre todo- confusa. Hay que estar predispuesto a verlas y a aprender de ellas. Son eso que se llamaban antes películas “para pensar” y que interesan tan poco en unos tiempos donde nadie parece tener interés en pararse a sumergirse en una obra hecha con cuidado, con pasión y (me encanta esa palabra) con “mensaje”. Claro que en Hollywood siempre se ha dicho que “si quieres un mensaje no lo metas en una película, mándalo por la Western Union”.
Con todo, son películas que volvieron loco a Hollywood. Creo que alguien ha apuntado en el blog que sin Bergman no habríamos tenido a Woody Allen (Desde luego, no habríamos tenido Interiores ni Septiembre), y del mismo modo, puede decirse que sin Antonioni no habríamos tenido algunas películas de la quinta de directores que tomó Hollywood en los años 70. Coppola ha reconocido en más de una ocasión que La conversación está fuertemente influída por Antonioni, y Brian de Palma llegó al extremo de hacer un remake (malísimo) de Blow up, donde no se quemó mucho las pestañas para buscar el título: se titulaba Blow out y lo protagonizaba un John Travolta con pinta verdaderamente siniestra.
En cuanto a la influencia de Antonioni en Hollywood… Peter Biskind cuenta cómo pudo comprobarlo un joven director llamado Paul Williams cuando en 1967 presentó un proyecto en la MGM… y se lo rechazaron, con el argumento de “no, no, no ahora lo que queremos son películas que no traten sobre nada… como esa de Blow-up”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario