Hoy se ha estrenado en España Fast Food Nation, película dedicada a destripar (y nunca mejor dicho) los entresijos del mundo de las hamburguesas, pizzas, y demás delicatessen. Su argumento está basado en el libro del mismo título escrito en 2001 por Eric Schlosser, y que en su día me leí nada más salir en Estados Unidos por motivos profesionales (aquí en la estantería de detrás lo tengo. Si les apetece echarle un vistazo, Grijalbo ha publicado la edición española). La película es una producción semi independiente, esto es, de poco presupuesto, en cuyo reparto nos encontramos con actores de talla como Greg Kinnear, con viejas (pero bien conservadas) glorias, como Kris Kristofferson… y con Bruce Willis, en un papel breve pero significativo. Preguntado su director, Richard Linklater, como convenció al protagonista de Luz de luna para que participara en la película, respondió que, simplemente, le enviaron un mensaje y contestó que sí.
Willis acaba de embolsarse alrededor de 25 millones de dólares más porcentaje de taquilla por la cuarta entrega de La jungla de cristal (que llega a España en septiembre). Pero no es la primera vez que rebaja su sueldo, o incluso lo elimina, si le ofrece un proyecto que le apetece. El sexto sentido no se hubiera realizado sin él; el papel le gustó tanto que aceptó trabajar sin salario, a porcentaje. Claro que, como la película al final fue un bombazo, cabe suponer que la cosa al final le salió rentable…
Supongo que cabe imaginar que unos tíos que cobran semejantes millonadas por sus películas podrán estirarse de vez sueldo cuando y trabajar por amor al arte, ¿No? Pues no crean, hay de todo, como en la viña del Señor. Sabida es la capacidad que tiene Woody Allen para fichar a estrellas para sus películas por el salario mínimo, pero es que Allen también tiene mucha capacidad para conseguir a sus actores nominaciones a los Oscar, y cuando huelen a Oscar, cualquier estrella se olvida del dinero. Pero no todas son así.
¿Recuerdan Límite 48 horas? (Walter Hill, 1982) Fue la primera película de Eddie Murphy después de su descubrimiento en el programa Saturday Night Live, y por ella le pagaron la considerable cifra (entonces) de un millón de dólares. Su compañero de reparto era Nick Nolte, que ha alternado su participación en superproducciones bien pagadas con trabajos en cine independiente o películas de bajo presupuesto. El caso es que, cuando ambos actores se reunieron en 1990 para rodar la segunda parte (48 horas más), Murphy llevaba años cobrando tarifas de diez millones de dólares para arriba por películas más o menos tragables (y algunas, intragables). El caso es que, cuentan, entre ambos actores se desarrolló un diálogo muy similar a este:
- Nick, he visto estas películas que has estado haciendo y sin fantásticas. Me encantaría trabajar en una.
- Bueno, Eddie, sabes que son producciones que se hacen con muy poco dinero. Si haces una, no puedes esperar que te paguen tu sueldo habitual.
- Ah, no; entonces, ni hablar.
Sí aceptó rebajar su sueldo para trabajar en Dreamgirls (2006), porque se olía la nominación al Oscar. Y la consiguió, al mejor actor secundario. Pero cuando perdió ante Alan Arkin, lo llevó tan mal como para abandonar inmediatamente la ceremonia. Mejor suerte la próxima vez… si accede de nuevo al salario mínimo.
viernes, julio 13, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Había oído hablar levemente del libro, pero nunca lo he visto en las librerías que frecuento (que no suelen tener mucho stock). Lo que no sabía era sobre la película. Espero que llegue a las salas de cine por acá, ya que como ocurre siempre con filmes independientes, rara vez se exhiben en cine comercial.
Publicar un comentario