lunes, junio 25, 2007

En busca del arca... adaptada


Bueno, pues aquí lo tenemos. Esta es la primera imagen oficial que se ha presentado de Harrison Ford vestido otra vez de Indiana Jones para la esperadísima nueva entrega de la saga, todavía sin título, que se sepa, pero cuyo rodaje ya está definitivamente en marcha. Y debe ser cosa del maquillaje, o del Photoshop, o de los efectos especiales de George Lucas, pero el tío está que parece que no pasan los años. Total, que cuando se estrene en 2008 ya serán cuatro las películas protagonizadas por el arqueólogo del látigo… ¡Un momento! ¿He dicho cuatro? De eso, nada. Existe una quinta película protagonizada por Indiana Jones, y la historia de su rodaje es todavía más difícil de creer que el argumento de las cuatro cintas oficiales.

Los responsables de esa otra película no son Lucas y Spielberg, sino Chris Strompolos y Eric Zala, dos amigos del cole que tenían, respectivamente, diez y once años cuando En busca del arca perdida llegó a los cines de su estado natal, Mississippi. Como millones de niños en todo el mundo, quedaron completamente fascinados por la peli. Pero, a diferencia de esos millones de niños, a ellos no les bastaba con jugar a ser Indiana Jones en el recreo o en el patio de casa. No, lo que estos dos amigos planeaban era volver a rodar la película… con ellos de protagonistas.

¡Y lo consiguieron!. Les llevó más de siete años, que a esas edades suponen el paso de la niñez a la mayoría de edad. Para cuando la terminaron, ambos habían evolucionado y su amistad había dejado de ser tan estrecha como al principio. Atrás quedaron años donde consiguieron una cámara en VHS e invirtieron todo su tiempo libre, su dinero y el de sus padres en la búsqueda de decorados, vestuario, efectos especiales y amigos que accedieran a interpretar los principales papeles. Chris fue Indiana Jones; Eric, el malvado nazi Toth. Y la primera escena que rodaron fue la persecución de Indiana Jones por los indios hobito, interpretados por unos rubísimos compañeros de clase en taparrabos. Y si se están preguntando cómo se rodó la famosa escena de la bola de piedra rodando detrás de Harrison Ford, el escenario fue el garaje de la casa de uno de ellos, donde Chris corría delante de una inmensa "piedra" hecha con alambre y trapos.

En busca del arca perdida- la adaptación quedó completada en 1989, cuando las tres partes oficiales de Indiana Jones habían sido estrenadas. Su presupuesto fue de unos 8.000 dólares, y tuvo incluso estreno oficial, en un auditorio de Gulfport alquilado para la ocasión, con 200 amigos de los cineastas -que acudieron de smoking y en limusina, como mandan los cánones -invitados a la premiere. Después, cada uno de ellos siguió su camino, aunque Eric de vez en cuando hacía una proyección para sus compañeros de universidad.

Pasaron los años, y la llegada del vídeo doméstico aceleró las cosas. Eric regaló copias de la película a algunos amigos, y una de ellas acabó en un maratón de cine patrocinado por Harry Knowles (fundador de la página de cotilleos cinetográficos Ain’t-it-Cool News). El público de la sala no se esperaba ver aquello, pero enseguida comenzó a reírse y a aplaudir sin parar. Se trataba de ver cómo aquellos críos se las iban a apañar para imitar la siguiente escena espectacular de la cinta original… y siempre lo conseguían de un modo más que decente. La película se convirtió en una cinta de culto, aunque no podía exhibirse comercialmente por utilizar personajes que eran propiedad de Lucasfilm.

Lo cual no impidió que un día, los precoces cineastas recibieran una carta de un espectador que había visto su película y quería felicitarles por haber desarrollado un tributo tan “emotivo y detallado”. La carta estaba firmada por Steven Spielberg.

¿Increíble? Pues sí, pero completamente cierto. Si pinchan en los links que he ido dejando, podrán obtener más información sobre esta película. Pero no crean que la historia termina aquí; parece que en Dreamworks están lo bastante interesados en la historia como para desarrollar, a su vez, otra película que narre la historia de estos chicos. El cine refleja la vida, la vida imita al cine… y surgen historias que a ningún guionista podrían habérsele ocurrido.

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