lunes, febrero 12, 2007

Al fondo hay sitio (pero no mucho)



A la ceremonia de los Oscar asisten los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

Pues vaya castaña de blog, dirán ustedes. Pero es que la cosa es más complicada de lo que parece. Hay un problema principal: la Academia tiene más miembros de los que pueden caber en ninguno de los locales que se han elegido para el acto. Literalmente, no hay sitio para todos. Contar con más butacas disponibles ha sido uno de los motivos por los que los premios estuvieron bailando durante unos años de un local a otro, pasando del Dorothy Chandler Pavilion, que puede albergar a casi 3.200 personas, al Shrine Auditorium, con capacidad para casi 6.500 (aunque ya no se celebren en ninguno de estos dos sitios).

Pero incluso todas esas butacas pueden no bastar. Veamos: estrellas, magnates y superagentes suelen ocupar las ocho primeras filas del local, zona donde también están los sitios reservados para los productores de la gala, las autoridades de la Academia, el presentador y sus invitados. A los nominados suelen colocarles cerca de los pasillos del centro, para que puedan salir sin muchas complicaciones en caso de ganar. Cada nominado recibe dos entradas para la gala, una para él y otra para su acompañante (aunque algunos, como Sean Penn el año que ganó, han conseguido hacer suficiente presión como para obtener alguna más). Y estamos hablando solo de las categorías principales; los nominados a los premios menos notables empiezan a sentarse a partir de la fila ocho, compartiendo la zona con invitados de la Academia y patrocinadores de la retransmisión televisiva. Y no nos olvidemos de las cámaras repartidas por el patio de butacas, que también ocupan el sitio equivalente a varios asientos.

Así que no queda demasiado espacio para los restantes miembros de la Academia. La solución es una lotería: los sitios vacantes se rifan entre todos los miembros que no han sido invitados, pero los ganadores deben pagar por ellos, a precios que, por lo menos a mediados de los 90, oscilaban de 50 a 200 dólares por asiento dependiendo de dónde les hubiera tocado. Es una manera de asegurarse de que sólo irán a la ceremonia aquellos que estén interesados en ir, y que nadie se dejará dos entradas sin usar en su casa.

Sin embargo, hay otra manera de asistir a la ceremonia y, quizás, acabar contemplándola desde un lugar completamente privilegiado. Y además, cobrando. Mañana lo vemos.

P. D. Sólo quería avisar que, a partir de hoy, existen dos maneras de acceder a este blog. La primera es la de siempre, tecleando la dirección. La segunda es a través de la página web de la revista Muy interesante, la publicación líder en España en el campo de la divulgación y una de las mejores revistas que se hacen en el panorama de la prensa actual. Y esto lo seguiría diciendo aunque no me hubieran hecho el honor de formar parte de los primeros títulos en su comunidad de blogeros.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

no dice usted dónde se celebra la gala ahora, este año...

El podenco dijo...

Es verdad, cuéntenos... ¿O le tiene reservada una entrada especial?

¡Enhorabuena por lo de Muy!

LE BLOG dijo...

Ya he visto lo de Muy, ¡Felicidades!

Vince dijo...

La gala este año se celebra en el Teatro kodak, otro de sus emplazamiento clásicos. Sólo tiene 3.300 plazas, así que no se van a librar de la rifa.

Anónimo dijo...

llego aquí a través de "la muy" , interesante blog, gracias!

Anónimo dijo...

Muy interesante que esté usted en MUY. Felicidades.