viernes, enero 12, 2007

Mentiras de nuestros padres

Clint Eastwood no parece haber acertado con Banderas de nuestros padres, por lo menos entre el público de su país. Aunque la mayoría de las críticas han sido favorables, la recaudación en la taquilla estadounidense ha sido decepcionante. ¿Puede haber tenido algo que ver que el argumento trate de las manipulaciones del gobierno para fabricar héroes en una guerra necesitada de ellos? Si ése es el caso, tampoco ha sido la única vez que se la han dado con queso. El tema de la película es la famosa foto de Iwo Jima. ¿Y si en lugar de una fotografía se hubiera falsificado una película entera?

Ocurrió. No fue en una situación tan espectacular, pero después de los desembarcos aliados en el norte de África, el presidente Franklin D. Roosevelt pidió que se le proyectaran los reportajes filmados de las operaciones; no se había hecho ninguno. La solución fue recurrir a algunos de los cineastas que se habían enrolado en las filas estadounidenses. Uno era el coronel Frank Capra, que servía de contacto entre el alto mando del ejército y los estudios para planificar una serie de películas que debían elevar la moral del pueblo estadounidense, y gozaba de una buena relación personal con Roosevelt. Otro era un teniente llamado John Huston, y a ambos les encargaron que reconstruyeran la batalla con todo el realismo posible.

Ambos directores escogieron como escenario similar a Africa el desierto de Mojave, y allí filmaron varias escenas con el ejército norteamericano simulando combatir contra los alemanes -interpretados también por soldados norteamericanos- por las colinas. El rodaje se completó en Florida, donde se rodaron las tomas correspondientes a la aviación. La película resultante, llamada Tunisian Victory, fue presentada al Roosevelt -y al público- como un documental auténtico.

Otro día hablaremos más extensamente de la estrategia conjunta entre el ejército y Hollywood para desarrollar una política cinematográfica que ayudara a ganar la guerra. Pero creo que lo vamos a dejar para cuando se estrene Iwo Jima. El trato dado a los japoneses por la industria del cine es especialmente jugoso...

4 comentarios:

Lynx dijo...

el cine como arma de propaganda en la guerra... qué gran tema para un blog entero (o para un libro de los de antes!)

Vince dijo...

Otros han tenido la misma idea, Lynx: "Hollywood goes to war. How politics, profits & propaganda shaped World War II movies", por Clayton R. Koppes y Gregory D. Black. Nueva York, 1987.

No es el único libro que tengo donde se trata el tema, pero sí el mejor. Ya iremos contando cosas.

El podenco dijo...

Por cierto, hablando de Clint Eastwood: el otro día vi "El bueno, el feo y el malo", que no la había visto nunca, ¡y me encantó! El feo es lo mejó...

El podenco dijo...

Ah, Vince, ¿y qué es eso de "Desde la fila 7"?