
En lo referente a Gremlins, el artículo cuenta una anécdota que me ha parecido perfecta para inaugurar una nueva subcategoría dentro de este blog: la que trataría sobre esos fallos arguméntales en las películas de los que nadie se da cuenta… Pero que, de salir a la luz, podrían cargarse toda la lógica interna del argumento. En este caso, el guionista de la película, Chris Columbus (que posteriormente sería el director de Solo en casa y de los dos primeros títulos de la saga de Harry Potter, entre otros taquillazos), recibió una carta del escritor de ciencia-ficción Harlan Ellison, cuyo trabajo había conocido y admirado desde hacía años. Ellison le decía, lisa y llanamente, que Gremlins era “una mierda”.
¿Por qué?
Recordemos las reglas básicas por las que se regía la existencia de esos animalejos: no pueden exponerse a la luz del sol, porque la palman. De acuerdo. Si comen después de medianoche, dejan de ser un cruce entre un oso de peluche y el gato Garfield para convertirse en un Gremlin propiamente dicho, con más mala uva que un inspector de Hacienda con almorranas. Vale. Y, si se mojan, se reproducen a velocidad de vértigo. Recordemos que, en la película, uno de ellos se tira a una piscina pública, y sale multiplicado en minutos. Aquí está el problema.
La historia de Gremlins transcurre en Navidad, y el pueblecito donde suceden los hechos está completamente nevado. Los Gremlins van de aquí para allá pisando nieve, saltando por la nieve, cayéndose en la nieve, que como todo el mundo sabe, es agua en un cien por cien… y pese a ello, no se siguen multiplicando.
Ese es el fallo que señaló Ellison, y sospecho que le ha pasado desapercibido a los millones de personas que vimos la peli en su día. Como dije antes, hay otras películas famosas que tienen tropezones de ese calibre en su guión. ¿Se les ocurre alguna?
No hay comentarios:
Publicar un comentario