lunes, octubre 30, 2006

Harvey manostijeras

Hablando ayer de Scorsese, se deslizó el nombre de Harvey Weinstein, cofundador con su hermano Bob de la productora Miramax. Como puede verse, Harvey tiene un cierto aire a Tony Soprano, y está tan gordo como Tony Soprano, pero no dejen que eso les lleve a engaño: es Tony Soprano. Su afición a avasallar a todo el que se le ponga por delante (comenzando, lógicamente, por su personal), a soltar tres tacos por cada cuatro palabras que dice, y a caer presa de unos ataques de furia que han hecho temblar repetidas veces los cristales de las oficinas, se ha hecho ya legendaria en el mundillo. Pero también cuenta con una inteligencia innata que le ayudó a construir el imperio que es hoy Miramax (de dónde le despidieron; pero esa es otra historia).

Miramax comenzó simplemente como distribuidora. Al no tener demasiados fondos, uno de sus objetivos eran las películas europeas cuyos derechos podían comprarse por poco dinero. Luego, no necesitaban hacer demasiada taquilla en Estados Unidos para dar beneficios. Sin cultura general, ni cinematográfica, pero con el olfato de un perdiguero para detectar una cinta rentable, los hermanos fueron construyéndose un capital. Entonces, en 1989, Harvey fue al Festival de Cannes y se fijó en una película italiana que había sido un fracaso en su país de origen y que nadie parecía querer: Cinema Paradiso.

No dudó en comprarla, y una vez que la tuvo en su poder, no dudó en cortarla. Eso era algo que había hecho repetidas veces con las películas que distribuía, costumbre que le ha valido el mote de Harvey Manostijeras. El Cinema Paradiso original duraba dos horas y media; tras pasar por las manos de Wenstein, se quedó en dos.

Y aquí viene el meollo de la entrada de hoy, lo que quería que ustedes leyeran y contrastaran: Cinema Paradiso ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1990, y en varios países europeos, España entre ellos, fue un bombazo. Pero no se trataba de la versión original, sino de la cortada y montada por Harvey Weinstein. Existe un montaje del director, de todos modos: salió al mercado en DVD hace unos cuantos años, pero no sé si alguien se ha molestado en echarle un vistazo.

¿Podría concluirse que, al cortar Cinema Paradiso Weinstein le hizo a su director el favor de su vida? ¿Y de quién es el mérito del éxito de la cinta? ¿Del artista italiano o de este cateto de Queens?

(Un poco larga la entrada de hoy, pero creo que vale la pena).

5 comentarios:

LE BLOG dijo...

me encantan tus entradas, y no se me hacen nada largas

Anónimo dijo...

El cine (algo también, la música pop) tiene una ventaja sobre el resto de las disciplinas artísticas: al pasar, necesariamente, por tantas manos, una idea original puede sufrir modificaciones varias, de manera que el criterio del presunto "artista" se va transformando. Ojalá algunos escritores contemporáneos hicieran lo mismo con sus pestiños y, así, salieran a la calle reducidos y mejorados.

Vince dijo...

Encantado de verle por aquí, Silvio; pero le puedo asegurar que, de hecho, eso ocurre también en el mundo editorial. Por ejemplo, Muñoz Molina reconoce haber cortado parte de su primera novela "Beatus Ille" a petición de la editorial, y en el terreno de los bestia-seller, ni le cuento por las manos que ha pasado "La catedral del mar". ¿Cuando me pase por el Bada Bing me invitará a una copa?

Anónimo dijo...

No recuerdo haber visto ninguna "versión del director", y he visto varias, que me haya gustado. El productor es el malo de la película (casi) siempre, pero en cuestiones de edición normalmente aciertan y nos hacen un favor a los espectadores.

En el making of de "Love Actually"(un alarde de guión, en mi opinión), el director británico Richard Curtis explica las secuencias que cortó y por qué. Muchas le dolieron, pero reconoce que su peli ganó en agilidad y no perdió en densidad y caligrafía narrativas. Es sólo un ejemplo.
En este caso, Curtis hizo una cura de humildad y no necesitó echarle la culpa al malo.

De todos modos, en USA existe el recurso de firmar la dirección con un seudónimo común: Alan Smethee (no sé si lo he escrito correctamente). Muchos grandes directores lo han utilizado para denotar su desacuerdo con la versión exhibida o bien para ocultar su identidad cuando se han visto obligados a dirigir una TV Movie por necesidades económicas.

Por último: algunas novelas españolas necesitarían una legión de "manostijeras". Una de ellas, por citar sólo una, sería "Aires difíciles", de Almudena Grandes. No la pude acabar porque no cumplía los mínimos, pero además tenía más paja que una novela por entregas. Una estafa para el lector, en fin.

Vince dijo...

Cruz: Es Smithee, no Smethee. De todos modos, creo que está tan gastado que hace algunos años que hay un nombre alternativo. Recuérdeme que haga algún día un post sobre él, porque merece la pena.
Por cierto, es verdad que es un buen ejercicio ver en los DVDs las escenas eliminadas, y las razones del director para ello. Se entera uno de muchas cosas... por lo menos, cuando el director tiene algo que decir.