jueves, diciembre 11, 2008

Forry

Leyendo un artículo de Fernando Savater es como me he enterado, así de pasada, de la muerte de Forrest J Ackerman. Su nombre, probablemente, sólo nos dirá algo a tres o cuatro frikis, pero voy a hacerles una pequeña confesión: este señor fue uno de los responsables de mi interés por el cine. De no haber sido por él, no me habría puesto a tragarme películas una detrás de otra en las salas de sesión continua, ni a coleccionar libros y revistas, ni a darles la lata años después con este blog. O sea, que lo mío con Ackerman es algo parecido a lo de Almudena Grandes con Juan Marsé, de quien ha dicho que fue una de sus grandes inspiraciones para convertirse en escritora (¡Pero pobre Marsé! ¿Él qué ha hecho para que le impliquen en tamaño desaguisado? De todos modos, tampoco hay que preocuparse; han pasado muchos años y muchos libros… y esta chica sigue sin ser escritora).

Ejem, como íbamos diciendo. ¿Quién era Forrest J Ackerman? Bueno, pues posiblemente sea una de las pocas personas que ha pasado a la historia del cine sin ser actor, director, productor, ni siquiera guionista. Forry, como le llamaban sus amigos, fue sobre todo fan. Pero lo fue hasta tal nivel que se convirtió en una institución en su elemento favorito: el cine de terror y ciencia ficción. A lo largo de los años, además de cultivar la amistad de actores, directores y escritores especializados en el fantastique –Ray Bradbury siempre ha reconocido que fue una ayuda decisiva cuando estaba empezando-, fue recopilando la que posiblemente haya sido la mayor colección de recuerdos y objetos de culto en manos de un particular: más de 300.000 objetos entre libros, revistas, primeras ediciones, maquetas, máscaras, fotografías y correspondencia, con objetos tan inapreciables como la capa que vistió Bela Lugosi en el Drácula de Tod Browning (1931).

Pero Ackerman no se contentó con recopilar material: también creó y dirigió la revista Famous Monsters of Filmland, comprada y leída con fruición por muchos de los que luego se convertirían en cineastas, no sólo dedicados al fantástico (entre ellos, un joven Stephen King que le envió una carta llena de admiración; como Ackerman nunca tiraba nada, cuando aquel joven fan se hizo famoso, rescató la carta, la enmarcó y pasó a formar parte de su colección). Tuvo incluso una edición española, a mediados de los 70, a cargo de la fenecida editorial Garbo, que la sacó con el título Famosos “Monsters” del cine, y de verdad que era una de las revistas más descaradamente fans que me he leído en la vida (sí, tengo la colección completa, y además, encuadernada): mucha foto en blanco y negro y unos textos breves pero desmadrados, que intentaban convencer al lector de que la película de la que se hablaba en cada artículo era el no va más del horror, la abyección y el espanto; luego, cuando uno la veía en el cine, metía menos miedo que los Pitufos, pero eso daba igual: se trataba de crear entusiasmo, de crear afición. Y cabe mencionar en su honor que dedicaron bastantes artículos al cine de terror español, entonces en auge.

Y Forry lo logró. Nos entusiasmó a muchos, y por eso es una pena que su final haya sido tan triste; problemas económicos le obligaron hace años a vender algunos de sus objetos más preciados, y a abandonar su casa –la Ackermansión- para trasladarse a otra más pequeña donde, de todos modos, seguía recibiendo a todos los fans que iban a verle. Antes, había intentado que alguna institución pública o privada se interesara por su colección, para asegurar que permanecería íntegra. No hubo manera, no hubo dinero, no hubo interés. Esto es Estados Unidos, ya saben, así que buena parte de esta irrepetible recopilación histórica, cinematográfica y –sí- cultural anda desperdigada Dios sabe dónde.

Se dice de él que fue el autor del término sci-fi con el que los anglófonos abrevian las palabras ciencia-ficción.

Y no le gustaba que pusieran el punto detrás de la J de su apellido, y por tanto, yo no lo hago.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya sé que esto va de cine pero no puedo evitarlo. ¿Que Almudena Grandes no es escritora? ¿y entonces "El corazón helado" qué es? ¿no es un pedazo de libro?