lunes, abril 21, 2008

El talento y el talante

¡Discos de Sinatra! De piedra me quedé ayer cuando vi la última promoción con que los chicos de la prensa escrita intentan redondear un poco los cada vez más menguantes ingresos procedentes de la venta de ejemplares en quiosco. En este caso es El País es que va a ofrecerlos a partir del próximo domingo, pero cuando eché un vistazo más detallado a la oferta, me desilusioné un poquillo. Les cuento por qué.

El texto del anuncio reza que la colección, faltaría más, incluye “todos sus temas más emblemáticos: My Way, New York New York, Strangers in the Night…”. Vamos por partes: estas tres canciones no son ni de lejos las más emblemáticas para un verdadero amante de Sinatra; como mucho, son las más solicitadas en los karaokes, y pare usted de contar. Los títulos de los álbumes acaban de confirmar mis temores: son todos de los 60, 70 y (¡glups!) 80, pertenecientes a la etapa Reprise, la más conocida y la menos interesante. Reprise es la compañía discográfica que creó Sinatra para producir sus propios trabajos, una vez acabó su contrato con la Capitol. Y, aunque la colección va a incluir piezas tan interesantes como Sinatra & Basie (magistral), Francis A. Sinatra & Antonio C. Jobim (curioso, y con mucha clase… y sí, está La chica de Ipanema), Sinatra Swings o Frank Sinatra at the Sands (para oírle en su salsa cuando era el verdadero Rey de Las Vegas, con permiso del otro Rey... y de nuevo acompañado por Count Basie), también hay que mantenerse alejado de cosas como L & A is my lady, y de los textos de acompañamiento, que se prometen escritos por lumbreras de la casa como Manuel Vicent (¿qué se apuestan a que Maruja Torres mete cuchara?). Por otra parte, entre las ausencias imperdonables están Ring-a-Ding-Ding, Nice n’ Easy, Young at heart (una de sus mejores canciones, en uno de sus mejores álbumes), Sinatra’s Swingin Sessions y Only the lonely, por citar unos pocos.

Así que es un Sinatra, por así decirlo, de lo más turístico. No es que esté mal, pero podía haber estado mucho, mucho mejor. Porque la etapa en la que grabó en Capitol Records fue, con mucho, la más fructífera, la que construyó el mito de Sinatra tal y como lo conocemos hoy, aunque económicamente no le supusiera el chorro de millones que le llegaría en los años siguientes, como fundador y presidente de Reprise. Hay una anécdota sobre este particular, que ilustra perfectamente el talante y el talento de quien ha sido siempre (se nota ¿no?) uno de mis músicos favoritos:

En 1960, Sinatra estaba ansioso por terminar su contrato con Capitol y lanzar Reprise, pero aún le quedaba un disco por grabar con la compañía que le había acogido cuando todo el mundo decía que estaba acabado, y con la que lanzó algunos de sus mejores trabajos. Eso le daba igual; desde su punto de vista, lo importante es que estaba obligado a hacerles otro disco para que siguieran ganando dinero a su costa. El álbum en cuestión es Point of no return, y tantas ganas tenía de acabar con todo que apareció en tromba por el estudio en el edificio de Capitol y se negó a grabar más de una toma de cada canción. Si el productor David Cavanaugh le decía, por ejemplo, “Frank, el bajo en la última toma no ha sonado demasiado bien”, Sinatra respondía “Me da igual. Vamos con la siguiente”. Apenas accedió a repetir un par de tomas y, en cuanto hubo terminado con el trabajo, salió como una tromba para nunca más volver.

Si se escucha Point of no return, no se aprecia la menor diferencia de calidad en su voz comparada con cualquier otro disco de los que grabó en esos años.

Como dice Shawn Levy en su libro Rat Pack Confidential: “He was one talented son of a bitch”.

1 comentario:

LE BLOG dijo...

A mí me chifla también, pero a quién no......¿o lo nuestro es cosa de familia?