martes, enero 08, 2008

La verdad sobre Harry

Tenía unas cuantas cosas pendientes que ir metiendo en este blog los primeros días de enero, cuando me he enterado de la muerte de George MacDonald Fraser. Maldición. La verdad es que me lo veía venir, porque el hombre estaba ya muy mayor, pero no por esperada la noticia afecta menos. Se sabe que en el entierro de Ernst Lubitsch, alguien le comentó a su discípulo y amigo Billy Wilder: “Se acabó Lubitsch”, a lo que este contestó al vuelo: “Peor. Se acabaron las películas de Lubitsch”. Bueno, pues hoy me toca a mi decir: no sólo se acabó George MacDonald Fraser: también se acabó Harry Flashman.

Esta entrada, si quieren, es más literaria que cinematográfica, pero quienes hayan disfrutado como yo de la saga de Flashman reconocerán que no es para menos; para los profanos, indicaremos que las novelas de la serie -publicada en España por Edhasa- recorren la vida de Harry Flashman, hombre de acción, genio militar, caballero sin tacha y uno de los pilares del heroismo militar británico de finales del siglo XIX. Por lo menos, en la versión oficial. Porque en sus diarios, escritos en los últimos días de su larga vida, Sir Harry no tiene el menor empacho en retratarse como el mayor cobarde, traidor, pelotillero, golfo, borracho y oportunista que haya pasado por los ejércitos de su Graciosa Majestad. No existe episodio militar de su época en el que no haya estado envuelto -desde la Carga de la Brigada Ligera al tráfico de esclavos, pasando por la Guerra Civil americana, la guerra del Opio y la masacre de Little Big Horn-, y en el que no se las haya arreglado para portarse como una verdadera rata y salir con vida atribuyéndose las hazañas de otros. Una joyita, vaya. Y precisamente por eso, un personaje irresistible que ha atraído millones de lectores en todo el mundo, entre ellos este bloguero de ustedes.

Si las novelas son más que recomendables, ello no se debe solo a la calidad (enorme) de Fraser como escritor, sino a su habilidad para recorrer algunos de los episodios históricos más relevantes de la época, y a meter en la trama personajes reales, desde Otto Von Bismarck a Jack London, pasando por el general Custer o la princesa Ravolanova de Madagascar. Por si fuera poco, cada novela incluye apéndices con abundante bibliografía sobre los hechos y personajes que en ella aparecen, lo que permite al lector curioso ampliar horizontes. Y luego, por supuesto, está la prosa, más británica que Winston Churchill y David Niven juntos. Los que sepan ingles no pueden bajo ningún concepto perderse estas novelas en versión original.

Claro que, cuando hablamos de cine… la verdad es que Fraser fue también guionista, si bien contribuyó a pocas películas memorables, aunque adaptó Los tres mosqueteros en al menos tres ocasiones; se recuerda más su guión para Octopussy (1983), quizá el Bond más aburrido de toda la etapa de Roger Moore. Pero peor suerte tuvo su personaje: Flashman fue llevado a la pantalla en 1975, en una cinta dirigida sin demasiada puntería por el casi siempre interesante Richard Lester (amigo de Fraser) que se estrenó en España con el horrendo título de El cobarde heroico.

La cosa no funcionó y, si quieren mi opinión, por varios motivos: primero, cogieron la novela más floja de toda la serie de Flashman, Royal Flash, que no es sino una adaptación bastante personal de El prisionero de Zenda. Y luego, eligieron como protagonista a Malcolm McDowell, actor bastante horrible y completamente inadecuado para interpretar a Flashman que, recordemos, es capaz de engañar hasta a su madre con su porte de héroe militar.

Hubo un intento, y no más. Quizá la muerte de Fraser anime a alguna productora a hacer otro intento con Flashman. Desde luego, se lo merece. Mientras tanto, hoy no les voy a decir que se vayan a ver ninguna película: corran más bien a una librería y prepárense para morirse de risa.

5 comentarios:

lobstersquad dijo...

Yo también me llevé un gran disgusto. Adoro a Flashman, pero también tengo que reconocer que la versión setentera de los tres mosqueteros es mi favorita con mucha diferencia.

Vince dijo...

Hola, Lobster. Pues sí, sobre todo si la comparamos con la abominación que se hizo en los 90, aquella con Kiefer Sutherland y cancioncita de Sting.

Anónimo dijo...

Yo, donde esté gene Kelly, qué queréis que os diga…

Anónimo dijo...

Vince, feliz año (con perdón, después de tanta fiesta y felicidad obligada). ¿Conoce este blog? http://cinepayan.blogspot.com/
A veces está interesante.

lobstersquad dijo...

argh, qué horror aquella de Kiefer. el otro día la pusieron en la tele y casi muero.
Por cierto, gran libro de GMF, "the Hollywood history of the world", está descatalogado pero lo conseguí encontrar de segunda mano y es estupendo.