Hace un par de días, mencioné como de pasada el dry martini y comenté que valdría la pena extenderse algo más sobre el tema. Y es que no me negarán que se trata del cóctel más cinematográfico que jamás haya existido. Cóctel, no bebida, porque entonces competiría con otras como el champán (que tan popular se hizo desde aquellas comedias norteamericanas de los años 30) o el whisky (este, presente en el cine negro y, en su vertiente más primitiva en los westerns; personalmente, no comprendo cómo un tío puede tirarse dos semanas cabalgando por el desierto y, nada más llegar al pueblo, en vez de pedirse un vasito de agua, calzarse tres pelotazos de bourbon a palo seco); hablamos de eso que en otros tiempos se llamaban "combinaciones". Y aquí, en el séptimo arte, el dry martini es el rey, hasta el punto de que cuando se pide en un bar, sobre todo en ciertos bares, uno casi está esperando oír el sonido de la claqueta, como si la sola mención del cóctel, o su presencia física, con la copa traslúcida por el hielo y la corteza de limón, se bastaran para transportarnos al mundo de una película inexistente. Como La rosa púrpura de El Cairo, pero al revés.
Eso sí, ¿Agitado o batido? Es una de las muchas maneras en que se ha traducido (mal) la precisión “shaken, not stirred” con que 007 encarga sus martinis de vodka. La mejor manera de pasar esto al español sería, posiblemente, “en coctelera” o “en vaso mezclador”. En la coctelera, la mezcla se sacude (“shake”) y en el caso mezclador, se remueve (“stir”) ginebra, vermut y hielo. La diferencia está, al parecer, en la cantidad de hielo que se derrite en cada operación, y que puede afectar a la pureza del resultado. Como no soy un experto en coctelería, no lo tengo muy claro.. Aunque la ciencia tiene también algo que decir al respecto.
En el mundo del cine, el verdadero rey del dry martini no es James Bond, sino Luis Buñuel. El director aragonés era un verdadero fanático de esta bebida, y en sus recomendables memorias nos dejó su propia receta para lograr el martini perfecto. Tomen nota (aquí tienen el texto completo aunque, eso sí, en inglés):
"Pongo en la nevera todo lo necesario, copas, ginebra y coctelera, la víspera del día en que espero invitados. Tengo un termómetro que me permite comprobar que el hielo está a unos veinte grados bajo cero.
Al día siguiente, cuando llegan los amigos, saco todo lo que necesito. Primeramente, sobre el hielo bien duro, echo unas gotas de Noilly-Prat y media cucharadita de café, de angostura, lo agito bien y tiro el líquido, conservando únicamente el hielo que ha quedado, levemente perfumado por los dos ingredientes. Sobre ese hielo vierto la ginebra pura, agito y sirvo. Eso es todo, y resulta insuperable”.
Así que ya saben. Eso sí, este bloguero les recuerda que no se debe beber sin moderación, y mucho menos sin invitar a los amigos. Salud.
(La ilustración de hoy es un homenaje a Seth Macfarlane, el tipo que más me hace reír actualmente en televisión, exceptuando los informativos de Sánchez Dragó).
1 comentario:
Veamos, en coctelería hay una serie de normas, normalmente dictadas por el sentido común, que hacen diferencias en el uso de la coctelera, el vaso mezclador o bien ninguno de estos objetos para hacer un cóctel.
Vaya por delante que sé de lo que hablo.
Sin entrar en más disquisición en el tema del cóctel sino simplemente en el Dry Martini debo hacer unas puntualizaciones.
El uso del vaso mezclador es necesario por la finura del cóctel, es un cóctel elegante, no como otros que dan auténtico pavor por la cantidad, calidad y cualidad de género empleado (que ya de por sí requiere coctelera, imaginense un cóctel con un huevo crudo entero, tipo Porto Flip),el Dry Martini se conserva como un icono de la coctelería por su sencillez, tiene la elegancia tranquila de quién se sabe ganador aún en la adversidad y el/la bebedor/a de Dry asegura una línea de saber estar acorde con la bebida que está tomando.
La coctelera es espectáculo, el vaso mezclador es finura y dominio de la profesión, la coctelera se emplea con géneros difícilmente miscibles, azúcar, licores de muy diferente densidad, elementos como los anteriormente nombrados para el Porto Flip, la turbidez y opacidad de cualquier cóctel elaborado en coctelera no tiene nada que ver con los elaborados en vaso mezclador.
Hay un par de patanes que aparecen en un canal de pago "Arts and...." que se hacen llamar los reyes del cóctel, nunca les he visto realizar ninguno en vaso mezclador.
Por último nombrar al heredero al trono. El Manhattan.
Se pueden contar muchas más cosas del Dry, pero eso es otra historia.
R.
Publicar un comentario