En 1978 el director Stanley Donen, que ya tenía en su currículo títulos del calibre de Cantando bajo la lluvia (1952), Siete novias para siete hermanos (1954), Dos en la carretera (1967) y, muy especialmente, aquella maravilla que fue Charada (1963), realizó un experimento: Movie, Movie, una película que en realidad eran dos, en un homenaje a los cines de programa doble que abundaban en las ciudades norteamericanas en los años 40, especializados en proyectar cintas de lo que se llamaba “serie B”. Y Serie B pura es lo que nos mostraba Donen englobando en su título dos peliculitas de lo más tópico de unos cincuenta minutos de duración cada una: la primera, Dynamite hands, era una “de boxeo” donde no faltaban los mafiosos ni la rubia despampanante de turno; y la segunda, titulada Baxter’s Beauties of 1933 homenajeaba sin pudor ni rubor a los musicales de Busby Berkeley de los años 30. Por si esto fuera poco, entre una película y otra se emitía el trailer de una tercera -Zero Hour, una “de guerra”- que, por supuesto, no existía. A pesar de las buenas críticas que cosechó, el intento fue un fracaso. A España no llegó hasta 1982, y en Madrid sólo se estrenó en una sala, los hoy llorados Alphaville.
Casi treinta años después, dos maestros de la fotocopiadora como Robert Rodriguez y Quentin Tarantino han repetido la jugada con Grindhouse (2007) que retoma la fórmula de Donen corregida y aumentada: cada uno de ellos ha dirigido una película -la de Rodríguez se llama Planet Terror y la de Tarantino, Death Proof- que se presentan juntas, en otro falso programa doble. Pero hay diferencias: para empezar, aquí no se busca homenajear a la serie B de antes de la Segunda Guerra Mundial, sino a la serie Z de películas cutres y baratas que se proyectaban en los cines de sesión continua -llamados a veces grindhouses (plantas trituradoras de carne), de ahí el título- en los años 70 y que abundaban en tiroteos, sangre, mutilaciones y sexo explícito. Vamos, lo que estos dos nos han estado enseñando durante toda su carrera, con lo cual no les ha costado mucho rodar dos cintas que actualizan esos temas, tratándolos aún más a lo bestia (lo mejor, la chica a la que le falta una pierna y que, en lugar de prótesis, lleva un rifle de asalto incrustado en el muslamen). Por no faltar, no faltan ni los falsos trailers, que en este caso se refieren nada menos que a cuatro películas inexistentes (entre ellas, Werewolf Women of the SS, nada menos, dirigido por Rob Zombie). En total, el experimento dura nada menos que 191 minutos, frente a los 105 de la película de Donen.
Claro que hay un problema, que denuncia enérgicamente el crítico Antonio José Navarro en el último número de la revista Dirigido Por, Grindhouse ha sido un fracaso de taquilla en Estados Unidos; así que sus productores, los inescrupulosos hermanos Harvey y Bob Wenstein, de quienes ya he hablado en alguna ocasión, han decidido cortar por lo sano en un intento de recuperar pérdidas en el mercado europeo. Aquí Planet Terror y Death Proof se estrenarán como dos películas independientes, con algunos minutos de metraje añadido.
Como resultado de esta maniobra, pasan dos cosas: una, que tendremos que pasar por taquilla dos veces para ver lo que en realidad es una sola película. Dos: que el concepto de falso programa doble queda muerto y enterrado porque esto no es más que la mutilación de una obra que no fue concebida para su exhibición a cachos. ¿Y qué ocurre con los trailers? ¿Pondrán dos en cada cinta, o directamente decidirán pasar de ellos y colocarlos como extras en el DVD?
Eso sí, si me permiten una anotación personal, no creo que, aunque Grindhouse se estrenara íntegra, el efecto fuera muy auténtico. Porque no me imagino un homenaje a los cines de programa doble proyectado en un multiplex a toda pantalla con sonido Dolby y butacones ergonómicos. Eso podía tener su gracia si se recuperara alguno de nuestros cines de sesión continua, extinguidos desde la llegada del vídeo: en Madrid me acuerdo del Becerra, del Granada, del Fundadores, del Covadonga (el “Covacha”)… verdaderas grindhouses a la española.
lunes, julio 09, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Bienvenido de sus vacaciones "sin cobertura". Ya le echábamos de menos.
Menos mal que hay una mente sensible que abomina de los "productos" de Tarantino y compañía. Al menos del último, que por lo que leo es una tomadura de pelo.
Por cierto (o no sé), ¿para cuándo un post de los "Alan Smithee"? He leído en un comentario de su post "Harvey Manostijeras" que algún día lo haría. Seguro que es interesante lo que usted nos puede contar, porque el tema tiene su cosa...
No olvidemos otro problema muy importante de estas dos películas de cara a Europa: que son versiones extendidas. O sea, que van a contener ingentes cantidades de relleno. Compañeros míos que han visto la de Tarantino me han comentada que tiene un ritmo irregular y diálogos que no van a ninguna parte.
Las versiones extendidas son para los DVDs. Para añadir un aliciente si ya has visto la película. No las quiero como estreno en el cine.
Alan Smithee... ese sí que es un tema interesante. Como no lo haga usted pronto, le plagio la idea... ;-))
Una cosa más. Por si al final haces el artículo de Alan Smithee: Hacía tiempo que no sabía de nincuna película en la que el director retirara el crédito. Pues mira por donde, hoy mismo ha salido una noticia relacionada con ello. Por fin estrenan la película que dirigió en 2001 Alec Baldwin. Al final, sale con pseudónimo "Harry Kirkpatrick".
Ya que habla de los "llorados Alphaville": sigo yendo, qué remedio, pero me cojo unos cabreos impresionantes cada vez que me acuerdo de cómo era antes. Es que hasta el nuevo nombre es feo. Qué valor.
Publicar un comentario