Ese y no otro es el significado del anagrama que forma el nombre de Alan Smithee, uno de los directores más conocidos del mundo -cuenta incluso con algún club de fans- a pesar de no haberse puesto jamás detrás de una cámara. No estamos desvelando ningún secreto si contamos que Alan Smithee no existe, sino que es el seudónimo oficial adoptado por los directores de Hollywood cuando tienen algún tipo de problemas para firmar una película con su nombre.
La historia de Smithee es lo bastante dilatada como para que no puedan clasificarse todos sus títulos de la misma manera. Es verdad que el motivo principal para el uso de este nombre es que la película en cuestión sea una castaña pilonga, como decían nuestros abuelos. Pero puede haber otras razones, que en ocasiones han llevado a más de un director de prestigio más que sobrado a utilizarlo. Uno son los problemas de autoría, como ocurrió en la película La ciudad sin ley (Death of a Gunfighter, 1969). La comenzó a dirigir Robert Totten, pero por indicación de la estrella, Richard Widmark, fue sustituido por Don Siegel. Este sintió que no era justo utilizar su nombre en una película que no había dirigido en su totalidad, y la firmó como Smithee… hay que decir que, aunque La ciudad sin ley es muy buena, Siegel no se había convertido aún en el clásico que es hoy. Pero en 2007 las cosas han cambiado, Siegel no se puede quejar, porque lleva años muerto, y quizá por eso la reciente edición en DVD de esta película presenta como dirigida por Siegel, y a Totten, que le den morcilla.
Otro motivo también muy frecuente para recurrir a Smithee es que el director sienta que se le ha arrebatado el control creativo de su película. Si este es el caso, debe argumentar sus motivos ante el Director’s Guild para que le autoricen a usar el nombre. A veces esta pérdida de control no se refiere al estreno de la película, sino a sus versiones televisadas, que en Estados Unidos pueden ser alargadas o despojadas de sus escenas más crudas. Es lo que hizo David Linch con la versión para TV con metraje extra de su (para mí, humildemente) irregular Dune. Martin Brest lo ha utilizado en la versión televisiva de su Esencia de mujer (aquí entre nosotros, cualquiera con la desfachatez suficiente como para volver a filmar el clásico de Dino Risi debería firmar como Smithee el resto de su vida), y Michael Mann con El Dilema y Heat, entre otros.
Pero lo más común es que los nombres firmados por Smithee sean, en una palabra, horripilantes. En su filmografía encontramos cosas como ¡una segunda parte de Los pájaros, de Hitchcock!, una tercera parte de Piraña, una cuarta de Hellraiser y una cosa titulada Bloodsucking Pharaohs in Pittsburgh, que no he visto pero que, con un título tan estrambótico, estoy deseando ver alguna vez.
Se supone que Smithee está más o menos retirado hoy en día, pues hace tiempo que su nombre ha dejado de ser oficial, y ahora se prefiere que cada director escoja un seudónimo distinto para cada ocasión. Pero no crean, sigue coleando: en 2003 se le ha visto dirigiendo Fugitives Run, una comedia canadiense protagonizada por David Haselhoff, que no debe ser solo para firmarla con seudónimo, sino para hacerse directamente la cirugía estética.
P. D. Este es el primer post en la historia del blog que meto a petición popular, pero seguro que algunos de los que me lo han pedido conocen muchas más cosas sobre Smithee. Así que venga, y que no decaiga.
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4 comentarios:
Pues la verdad es que no sé qué integridad artística puede alegar el responsable de "Bloodsucking Pharaohs in Pittsburgh"...
Pero a lo que íbamos. Recojo el guante:
La burbuja Smithee estalló en 1998, con la película 'Arde Hollywood Arde'. El caso es que el título original era 'An Allan Smithee film', y era un falso documental sobre los problemas de un director que se llama, precisamente, como el pseudónimo. El director era Arthur Hiller sobre un guión de Joe Estherzas. Hubo peleas entre ambos y el realizador se amparó en el famoso pseudónimo. Para hacer ver que no se trataba de una estratagema publicitaria, obligó a que se cambiara el título de la película.
A partir de la notoriedad del caso, se decidió abandonar el recurso. Sospecho que muchos de los créditos de hoy en día son el resultado de bromas más que de peleas. La primera película que usó otro pseudónimo fue 'Supernova', originalmente de Walter Hill y acreditada al ficticio 'Thomas Lee'.
Dato extra trivial: Smithee era (principalmente) el pseudónimo del sindicato de directores. Para otras tareas, había más libertar. En el comentado montaje extendido de Dune, Lynch firmó el guión como Judas Booth, en homenaje a cierto apóstol díscolo y al asesino de Lincoln.
Paco, no me he querido enrrollar más, porque últimamente las entradas me están saliendo larguísimas. Pero el nombre tambien ha sido utilizado en ocasiones por guionistas, productores... y hasta guionistas de cómics.
En la entrada de hoy pensaba hablar, precisamente, sobre otros seudónimos.
No se corte usted: hágalo largo.
Estupendo su post sobre los "Smithee". Por simple curiosidad me he ido al IMBD y hay alguna que otra sorpresa, pues me he encontrado con Arthur Hiller, Denis Hopper, Kiefer Southerland, Richard C. Sarafian y John Frankenheimer con flimes firmados con este seudónimo. Pueden darse una vuelta por allí:
http://www.imdb.com/name/nm0000647/
¿Y qué hay de las películas en las que no se reconoce al director, por mucho que las firme? A mí me ha ocurrido recientemente con "Borrachera de poder". ¿Dónde estaba Chabrol mientras se filmaba?
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