En su día vi Speed, incluso pagando entrada, y reconozco que me entretuvo. Anoche vi que estaban pasando por televisión Speed 2, una de las segundas partes más innecesarias de la historia del cine. La han puesto muchísimo en la tele -supongo que para intentar recuperar las pérdidas en taquilla con los derechos de antena-, y nunca he aguantado más de quince minutos. A Sandra Bullock no hay quien la soporte, el resto del personal parece oligofrénico, Willem Dafoe, a años luz de sus mejores trabajos con Schrader, se limita a poner esa cara de psicópata que le sale hasta dormido, y por si todo esto fuera poco, sale hasta una de esas niñas repelentes a que tan aficionados son en Hollywood.
Vamos a plantear hoy un tema políticamente incorrecto, si ustedes quieren, pero creo que ya va siendo hora de que alguien lo diga: los niños en el cine americano son intragables. Insoportables. Estrangulables. Especialmente en películas tipo catástrofe, donde siempre van a aparecer en el momento menos oportuno, estorbando la trama, descubriendo ellos solitos cosas que todo un ejército de adultos es incapaz de ver, soltando frases de marisabidillo sin que nadie les suelte un soplamocos y, lo peor de todo, ningún director se atreve a cargárselos (a su personaje, quiero decir), porque quedaría muy insensible, así que ya sabemos que estamos condenados a aguantarlos hasta el final.
En ocasiones, sin embargo, se produce el milagro y tenemos a unos niños no sólo perfectamente integrados en la trama, sino imprescindibles para ésta, y que no sólo no molestan sino que se hacen (más o menos) entrañables. Pienso en los enanos de La taberna del irlandés (John Ford, 1963), en los hijos de Atticus Finch en Matar un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962), o en la pareja de hermanos de La noche del cazador (1955). Pero rodar con niños ya es otra cosa: precisamente en La noche..., las escenas con niños están dirigidas por el protagonista masculino, Robert Mitchum, ya que Charles Laughton, el director, encontraba a los niños “insoportables”.
Y luego los hay que, ya desde principios de su carrera, se encontraron con directores que se las sabían todas. El de la foto es Jackie Cooper, nacido en 1922, y uno de los pocos actores infantiles que continuaron trabajando en la edad adulta (entre otros muchos papeles, interpretó a Perry White en las películas de Superman). Cuando tenía nueve años de edad, rodó Skippy, película dirigida por su tío Norman Taurog, en una de cuyas escenas tenía que echarse a llorar. Pero el llanto no le salía; por fin, Taurog encontró la solución, y le amenazó con matar a su perro de un tiro si no empezaba a llorar inmediatamente. La amenaza fue tan real que el niño estalló en lágrimas al momento, y bastante impresión debió dejarle, porque muchos años después, cuando escribió su autobiografía, la titulo… Please, Don’t kill my dog.
domingo, junio 10, 2007
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11 comentarios:
Jarl! No sabía la anécdota de Cooper (ni que Taurog fuera su tío).
Es cierto que los niños en las pelis americanas suelen ser molestos. 'The Golden Turkey Awards' en su primera edición incluso incluyeron un apartado sobre el tema.
Es una pena que Spielberg, uno de los pocos directores que tenía un toque especial con los niños (ET o Indiana Jones y El Templo Maldito son muestras), perdiera todo su toque con el tiempo y desembocara que la pesada de 'El mundo perdido'.
Me parece una pasada lo del niño Cooper. Eso de conseguir hacer llorar a un niño por vía traumática y amenazante retrata la vagancia de un director ante su actor. Me quedo con Truffaut dirigiendo a Jean-Pierre Léaud en "Los cuatrocientos golpes". Era un niño difícil que incluso era incapaz de aprenderse unas líneas porque no le gustaba estudiar. Sin embargo, Truffaut consiguió lo mejor de él con inteligencia y paciencia. Eso es un director.
ese niño se ve que cogió carrerilla, porque en Campeón llora bastante, también.
La peor frase de niño de cine tiene que ser la de Jerry McGuire, "el cerebro humano pesa cuatro kilos". Claro que esa peli es insalvable.
Es posible que los niños del cine USA -y en general, tambien los no USA - sean insoportables, pero yo creo que los culpables son quienes los doblan. Esas vocecitas chillonas .... Hasta Osment, que está doblado por sus mayores enemigos.
Ostras, Pedrín: a mí, el niño de Jeery Maguire sí que me gustó...
Vince,
Sólo decir que eso de que "Charles Laughton encontraba a los niños de The Night of The Hunter insoportables" se ha revelado como una leyenda urbana. Preston Neal Jones publicó un libro recientemente sobre el rodaje de "la Noche del cazador", basado en una extensa investigación y entrevistas a muchos de los participantes, y resulta evidente tras leer el libro que Laughton no sólo se llevaba bien con los niños/as de la película sino que tenía muy en cuenta de que no podía dirigirlos como a los mayores, así que les explicaba cuentos para ponerlos en situación, etc...
La especie "Laughton odiaba a los niños" proviene de Elsa Lanchester, viuda de Laughton. Curiosamente, era a ella a quien no le gustaban las criaturas, y se negó a tener niños con Laughton (para disgusto de Charles). Elsa nunca estuvo presente en el rodaje de la película.
Ya se sabe que hay viudas de gente famosa que se sacan un buen sobresueldo poniendo a parir a sus difuntos, sean los hechos ciertos o no (total, el muerto no puede protestar ni pleitear)
Más detalles sobre La Noche del Cazador y Laughtoniana surtida en:
http://rootingforlaughton.blogspot.com/
Gloria: solo puedo decirle que muchas gracias por su aclaración, y que después de echar un vistazo a su blog sobre Laughton, ni se me ocurriría llevarle la contraria. Su nivel de conocimiento de este genio de la interpretación me ha dejado patidifuso, como decían... en la época de Laughton. Espero que siga frecuentando este blog, a pesar del tropiezo.
Y quisiera aclarar a los demás que se pasen por aquí que yo no he suprimido ningún comentario. No he tenido que hacerlo jamás desde que abrí el blog, y espero seguir así. No entiendo qué es ese "comentario suprimido" que aparece a las 4:14.
Vince,
Por supuestismo que visitaré su blog... Con posts como "Como alcaide vuestro que soy", considéreme abonada.
No te culpo por el comentario que ha hecho respecto a Laughton y los niños. Seguramente lo leíste en un artículo de prensa o un libro, y creiste que su autor era alguien competente (aunque es obvio que ni se tomó la molestia de contrastar la información). Por ello, cuando me cruzo con el comentario, pues traigo a colación el excelente libro de Preston N. Jones (en el cuyal, por cierto, algun buen amigo de Charles lo defiende de los comentarios de su viuda, y nos describe las posibles razones de la negatividad de Elsa rspecto a Charles)
No quiero decir con ello que Laughton no tuviera sus dias malos: pues como todo hijo/a de vecino, claro, el problema es que Elsa no nos da tantos detalles de sus dias malos (como sí los da de los de su marido)
Por cierto, el "comentario suprimido" que aparece a las 4:14. era mio: lo suprimí yo misma porque con las prisas escribí mal una frase. Que quede claro que no ha habido censura, sólo sintaxis deficiente de la que sólo yo soy culpable.
Estoy de acuerdo con anónimo, las vocecitas que les ponen son asesinas en serie, y lo peor es que las repiten una y otra vez. Comprendo que los niños (especialmente los americanos) tienen sonidos característicamente (e insoportablemente en algunos casos)agudos, pero no es necesario reproducirlos tan extausivamente en el doblaje. En cambio, en una película que a mí realmente me fascinó, "Descubriendo Nunca Jamás", son los niños los que más me gustan. El caso contrario es el de "The Ring 2" (cómo usted dijo una vez, señor Vince, en la tarde de un domingo uno ve cualquier cosa). El niño, además de repelente ("Rachel" en vez de "mamá") da más miedo que la asiática de pelos largos.
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