Es el título de una canción que Sinatra cantaba con Count Basie, y creo que viene que ni pintada aquí. Hablábamos ayer de una manera de ir a la ceremonia de los Oscar y encima cobrar, y esta es consiguiendo un trabajo para el que todos los años se presentan cientos de voluntarios: el de seat-filler o, traducido libremente, llenabutacas.
¿Qué hace exactamente un llenabutacas? Pues lo que su nombre indica: sentarse en los asientos que queden vacíos hasta que regrese su ocupante original. El objetivo es conseguir que el teatro dé una buena imagen durante la retransmisión televisiva, y que no se vean huecos entre la gente. Hay que aclarar que en los Oscar nadie, por muy estrella que sea, puede entrar o salir de la sala durante la ceremonia. Sólo puede abandonarse la butaca cuando se gana un premio o en los intervalos de publicidad, por otra parte muy abundantes. Cuando se reanude la retransmisión, no puede quedar ningún asiento sin ocupar.
Los llenabutacas dividen sus tareas en tres campos: están los ojeadores, que localizan los asientos que quedan vacíos; los llenabutacas en sí, que los ocupan, y los corredores, que les llevan a toda velocidad hasta su sitio. El tiempo que vayan a estar allí depende de las circunstancias: si chimeneas humanas como Leonardo DiCaprio o Russell Crowe salen a echar un cigarrito, probablemente estarán de vuelta para el próximo intermedio. En cambio, si se ocupa el asiento de un premiado puede uno contar con unos tres cuartos de hora, hasta que termine la inevitable ronda de entrevistas. Y luego están los que tienen la suerte de quedarse allí la ceremonia entera porque hay alguna cancelación de última hora, o una emergencia como ocurrió cuando la hija de Will Smith se puso enferma, y el actor y su esposa (en la foto) dejaron la entrega para llevarla al hospital.
No es fácil ser seleccionado para esta tarea: primero, hay que tener buen aspecto y no desentonar llevando un smoking (lo que, ya de entrada, descalifica a casi todos los actores del cine español) o un traje de noche en el caso de las chicas. Después, hay que practicar para llegar hasta el asiento sin dar pisotones o molestar a los que ya están sentados. Y luego está el comportamiento que hay que observar cuando a uno le toque sentarse al lado de una estrella y que se resume en dos palabras: no molestar. Pedir autógrafos está absolutamente prohibido, y no hay que dirigirle la palabra a menos que ella se la dirija a uno (la mayoría de las estrellas lo hacen, de todos modos). Si el llenabutacas está sentado junto a un nominado, puede desearle suerte.
A cambio de todo esto reciben un sueldo, y varios recuerdos de los Oscar como camisetas, gorras, etc. Y muchos repiten varios años. ¿Les parece un trabajo inaguantable... o les he puesto los dientes largos?
4 comentarios:
A mí me parece un trabajo divertidísimo, seguro que sales con unas cuantas anécdotas de las buenas... Sobre todo si te toca al lado de un nominado que no resulta premiado al final... jeje...
Entonces, para hacer este trabajo,¿hay que ser actor/actriz?, o se presenta uno a un casting, o se inscribe en una lista, ¿o como se hace?
Le blog, muchos seat-fillers son actores, pero no es obligatorio. Hay que ponerse en contacto con la Academia (su página web es www.oscars.org), solicitar el trabajo y pasar el proceso de selección. Pero, a menos que me esté usted escribiendo desde LA, le va a salir un poco caro, porque creo que no incluyen billetes de avión. Y tampoco pagan tanto...
¿Trabajo inaguantable? ¡Ni hablar! Estar en el templo sagrado de Hollywood, rodeado de los más grandes del cine y, por si fuera poco, recibiendo un buen sueldo. Lástima que, como el señor Vibnce nos recuerda, el billete a LA no es gratis. Pero, ¿quién sabe? Lo mismo un año me doy el lujo...
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