viernes, diciembre 01, 2006
"Por orden del comandante..."
Con el monográfico de Bond y algún otro aniversario, parece que se me pasó en el blog la muerte de Robert Altman. La avalancha de tópicos que suelen condimentar las necrológicas recurrieron a la figura del “rebelde” de Hollywood como rasgo más definitorio de este director. Echando un vistazo a su biografía, la verdad es que Altman aparece más como un suicida que como un rebelde o, según el escritor Peter Biskind lo define, como un tipo con excesiva tendencia a dispararse en el propio pie. Se destaca su periodo de relativo ostracismo, cuando a principios de los 80 dejó de trabajar para los grandes estudios: pero tiende a obviarse que eso sólo ocurrió después de que les hubiera hecho perder una fortuna a casi todos, en una cadena de fracasos en taquilla que culminó con Popeye (1981). Por el camino quedaron peleas con productores, tres matrimonios, mucha gente que juró no volver a trabajar con él y hectolitros de Cutty Sark (eso sí, nunca antes de las cinco de la tarde; los actores sabían cuándo estaba a punto de terminar la jornada porque era el momento en que aparecía el camarero con el whisky).
Tras casi dos décadas trabajando en televisión y algunas películas menores, Altman dio en la diana en 1970 con M.A.S.H, su sátira sobre la guerra protagonizada por Donald Sutherland y Elliot Gould, que se convirtió en el tercer estreno más taquillero de ese año. No fue exactamente un proyecto de Altman; de hecho, fue el decimocuarto director al que le ofrecieron el guión, obra de Ring Lardner Jr., uno de los profesionales depurados por el nefasto Comité de Actividades Antiamericanas. Pero justo es reconocer que supo hacerlo suyo, con un reparto integrado solo a media por actores profesionales, y un ambiente de trabajo algo más relajado de lo que en él era habitual. Lo filmado durante el día se repasaba en una de las tiendas del campamento militar levantado para el rodaje, donde cualquier miembro del equipo podía entrar a verlas, y corrían alegremente las copas y la marihuana.
El problema lo tenía la 20th Century Fox, productora de la película, que al mismo tiempo estaba rodando Patton. Los ejecutivos palidecían ante los dos rodajes simultáneos, uno sobre el general más belicista de la II Guerra Mundial, y otro atacando de forma no muy disimulada la intervención norteamericana en Vietnam. Estaban aterrorizados ante la idea de estrenar M.A.S.H., y sólo se calmaron cuando los preestrenos auguraron acertadamente, que la película de Altman sería un bombazo. Mientras, Altman tuvo otro problemas con la burocracia de la Fox; un día le llegó un comunicado exigiéndole que retirara todas las “fotografías de mujeres desnudas” de la sala de montaje, refiriéndose a los desplegables de Play-Boy con los que había decorado el lugar. Altman cogió el comunicado y lo convirtió en uno de los mensajes para la tropa que, a lo largo de M.A.S.H., va leyendo un locutor por los altavoces: “Atención, atención. Por orden del comandante, se requiere a la tropa retiren de sus dependencias todas las fotografías de mujeres desnudas. Muchas gracias”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
el jueves por la noche volví a ver "gosford park" en alguna tele, la 2 creo, qué regalazo!
("Isn't This A Lovely Movie?")
Es estupenda. Me temo que del post de hoy se podría deducir que no me gusta Altman, y no es el caso. Tiene algunas películas estupendas, y hay dos suyas que no he visto y por las que siento mucha curiosidad: "Tres mujeres" y "Nashville".
Yo vi "Tres mujeres" hace años y me pareció una peli bastante especial. Me gustó. No puedo decir lo mismo de "Gosford Park". La volví a ver el otro día por la tele y sigo pensando que, tras las brillantes interpretaciones y el esmerado diseño artístico, no hay grandeza ni reflexión (es mi opinión, no lo olviden). Debería haber estudiado antes la película de Ivory "Lo que queda del día" para obtener algunas pistas.
Altman: Descanse en Paz uno de los directores para sobrevalorados e irregulares de la historia del cine.
Pues a mí me encantó "Gosford Park", aunque me recordó más a "Arriba y abajo" que a "Lo que queda...". De todos modos, me quedo con "Vidas cruzadas" y "El juego de Hollywood", sobre todo con esta última, donde el capullo del protagonista acaba saliéndose con la suya y viviendo feliz. Como la vida misma... Además, esa peli lanzó al estupendo Tim Robbins. ¡Qué presencia!
En cuanto a Nashville, Vince, también me gustó, aunque es más una sensación, pues recuerdo poco de ella. Lo que no se me olvidará es la cara que ponía la madurita (qué feo esto) que se lía con el Carradine cuando él le canta aquello de "I'm easy...". Y eso que todavía no estaba tan atractivísimo como en las películas de Alan Rudolph.
Perdón por este comentario tan largo. Supongo que, como es el primero que hago en el blog (espero que no el último), se me perdonará. Por cierto, un blog estupendo.
Publicar un comentario