viernes, diciembre 05, 2008

"¡Primera posición!"

Voy a hacerles una pequeña confesión, que probablemente no coja de nuevas a nadie: la cantidad de periodistas que se lanzan a hacer la reseña de un libro sin apenas leerlo, y quiten el “apenas”. Lo único que hacen es reproducir la nota de prensa y señalar lo que esa misma nota señala, sin siquiera abrir el volumen para comprobarlo por sí mismos, o para buscar otras cosas quizá más interesantes.

Esto viene a cuento de la biografía de Alfredo Landa, que acaba de publicar Aguilar, escrita en colaboración con Marcos Ordoñez. Me la he ventilado en tres días, porque tiene la cualidad de ser enormemente entretenida. Así que he podido contrastar lo que yo iba leyendo con lo que decía la prensa que yo estaba leyendo, y las cosas, la verdad, no encajaban del todo. Uno creería que es un libro donde Landa pone a parir a todo el mundo, y la verdad es que el Alfredico no se corta un pelo en sus opiniones sobre Manolo Gómez Bur, Jose Luis López Vázquez, Jose Luis Dibildos –, lo que cuenta de él es, directamente, de cárcel- Pilar Miró, Fernando Fernán-Gómez y algunos más, pero también es cierto que pone por las nubes y no acaba a José Sacristán, Paco Rabal, Mónica Randall, Fernando Rey, Carmen Maura, Ovidi Montllor y a su querido y/o odiado Garci, también entre otros muchos. En resumen: las memorias de un hombre que lleva muchos años en este negocio y que ha estado a gusto con algunas personas, y con otras, no tanto. ¿Por qué se iba a callar a estas alturas?

Tampoco entiendo en qué momento se ha metido la política en todo este asunto. En una entrevista en El País le preguntaron si no era “un poco fachilla” por ser de derechas (gran amplitud de miras, sí señor), con lo cual alguna gente de derechas que sí que es algo más que un poco fachilla –la hay, por desgracia- lo están utilizando como excusa para atacar a sus odiadísimos actores españoles. Y así seguimos en este país, tirándonos las ideologías a la cara, cuando Landa será lo que le dé la gana ser, pero en su biografía pone exactamente igual de bien a Jose Luis Sáenz de Heredia (falangista de pro) que a Juan Antonio Bardem (comunistón de pro), a Jose Luis Garci que a Jose Luis Cuerda, y todo siguiendo el mismo criterio: su talento como directores y las películas que hizo con ellos, sin que la ideología de cada uno parezca quitarle excesivamente el sueño.

Ahora, la mejor anécdota, por lo menos para mi gusto, es la de El río que nos lleva. Basada en la novela de Jose Luis Sampedro, la película narra la historia de los gancheros, que en otros tiempos se encargaban de bajar los árboles recién talados río abajo, hasta las serrerías. Dirigió Antonio del Real, y se rodó en escenarios reales. Todo muy real. Ese fue el problema. Cuenta Landa:

“Comienzo del rodaje. Hay una cascada preciosa y se va a filmar el plano de la bajada de los troncos.
Doscientos troncos, preparados en su presa. Todo el equipo a punto también.
Le digo a Tono:
- Oye, y estos troncos… digo yo que habrá unos pocos auténticos y el resto serán de poliuretano o alguna materia plástica, porque van a ser el eje de toda la acción y…
- No, no, no. De plástico nada. Aquí todo es de verdad.
- Pero vamos a ver… Es que tenemos que manejarlos en el agua, Tono, y si son de verdad deben pesar…
- Una tonelada cada uno. Realismo.
- Entonces no habrá forma humana…
- Que no te preocupes, Alfredo. Todo controlado.
No escuchaba. Es lo malo que tenía, que no escuchaba.
El jefe de producción, pasmado. El cámara, pasmado. Pasmados todos.
Pero el director es el que manda.
- ¿Así que soltamos los troncos?- le preguntan.
- Claro, claro. A la voz de acción.
- Muy bien.
Grita “¡acción!”. Sueltan los troncos. Se rueda el plano general.
Los troncos salen de la presa que es un contento.
Y entonces le oímos decir: “corten. Primera posición””.

“Primera posición” en un rodaje es la orden para volver a dejar todo como estaba antes de empezar a rodar, para repetir la escena. Y en este caso, significaba volver a colocar tras la presa doscientos troncos de una tonelada. Cinco días tardaron en conseguirlo, con grúas, camiones, de todo, durante los cuales el equipo entero se partía la caja con la ocurrencia del director. No es la única anécdota del libro, eso desde luego, pero para mí, es la más absurda. Y esas suelen ser las mejores.

Pueden añadirlo a la cesta de Navidad.

P. D. No puedo garantizar que vaya a meter muchos posts este mes. Se hará lo que se pueda, pero estoy hasta arriba con un encargo que me tiene ocho horas al día delante de la pantalla, y luego cualquier tiene ánimos para seguir tecleando. Se hará lo que se pueda, pero tengan un poco de paciencia.

2 comentarios:

troncha dijo...

Muy entretenida la critica del libro y sobre todo la anecdota, que demuestra que dentro del cine hay de todo como en todos sitios.

Saludos...

Anónimo dijo...

Pueden decirme lo que quieran de Landa en todas las cadenas televisivas del mundo, que me va a dar lo mismo. Primero: apenas veo TV (más allá de Cámera Café, algunos documentales y Dirty Money), así que no me voy a enterar, máxime cuando suelen hacer esos comentarios en la telem… de la tarde, cuando suelo evitar encender el aparato. Segundo, porque me da lo mismo que ponga a parir a quien quiera, o hable a favor de la caza incontrolada de delfines con fines alimentarios, porque lo que me interesa de Landa son sus pelis, y me basta y sobra. Con su tiempo libre es muy dueño de hacer lo que le venga en gana y con sus opiniones, idem de idem. Yo, mientras pueda seguir viéndole correr suecas por las playas o vengándose al mejor estilo Marlowe en El Crack, me doy por (muy) satisfecho.