El amigo Lynx, frecuentador de este blog, incluía el otro día en el suyo una convincente lista de razones por las que hay que preferir a los Reyes Magos antes que a Papa Noel. Yo estoy completamente de acuerdo en todas, y aún se me ocurre alguna más… Pero qué quieren que les diga, si hemos dejado que ese gordinflas seboso, explotador de elfos sin contrato y vestido siempre como una lata de Coca-Cola (compañía con la que, sospecho, tiene algún acuerdo poco honorable) les gane por la mano a nuestros Reyes de toda la vida, más culpa tenemos. Papa Noel tiene sopotocientas películas dedicadas a él, por no hablar de especiales de televisión, shows navideños, aparición como artista invitado en series de divas y anuncios comerciales... Y los Reyes Magos, ¿qué tienen?
Probablemente yo esté equivocado, pero juraría que la única película que el cine español ha dedicado a los sabios de Oriente fue la producción de dibujos animados Los reyes Magos, estrenada en 2003, que por cierto, constituyó un éxito de taquilla y contribuyó a abrir la animación como uno de los dos géneros en los que nuestro cine, por fin, empieza a quitarse las legañas (el otro es el terror). Un poco tarde, si quieren mi opinión. Porque yo juraría que a lo largo del siglo XX el cine español no les ha dedicado ni una sola película. Si algún lector tiene datos al respecto, que avise.
¿Quiere esto decir que los Reyes Magos, salvo esta excepción, nunca han aparecido en el cine? No exactamente; lo han hecho de vez en cuando, pero bastante camuflados. Uno de los casos más recientes es Tres Reyes (1999), la peli de David O. Russell, donde son tres marines que acaban ayudando a la población iraquí en la primera Guerra del Golfo. Luego tenemos La primera noche de mi vida (1988), de Miguel Albadalejo, donde se las arreglaba para meter algo parecido a los Reyes Magos en un barrio de la periferia de Madrid. Y luego, sin lugar a dudas, tenemos Tres Padrinos (1948), de John Ford. Un western, ni más ni menos. Pero un western navideño.
El argumento de esta película merece recordarse: los tres padrinos, con John Wayne al frente, son en realidad tres bandidos que piensan atracar el banco del pueblo de turno. Perseguidos por el sheriff, optan por adentrarse en el desierto para escapar. Allí encuentran a una mujer moribunda con un bebé en brazos, que les pide que cuiden de él. Tras morir la mujer siguen su periplo, ahora con el recién nacido, en busca del pueblo más cercano. Sólo Wayne lo consigue, y el pueblo al que llega se llama, ya es casualidad, New Jerusalén. Por si las cosas no quedaran claras, cuando un deshidratado John Wayne entra en el saloon con el bebé en brazos, el pianista está tocando Noche de Paz. Aquí no se ha visto demasiado, pero en Estados Unidos es considerada -con toda justicia- una película de Navidad.
Así que no nos quejemos. ¡Hasta los americanos tienen más imaginación para filmar a los Reyes Magos que nosotros!
P. D. Sobre el post anterior, donde les hablaba del especial de vacaciones de La guerra de las galaxias, ¡he encontrado un bloguero español que consiguió verlo! Aquí les dejo su crónica, para que vean que no les exageraba; no tiene desperdicio (la crónica, se entiende, no el especial).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
¿Sabía usted que en Colombia el Rey negro no es Baltasar sino Melchor? Me lo dijo un compañero de trabajo colombiano, y me ha resultado muy curioso
Hay otra referencia cinematográfica a los reyes magos, amigo Vicen. En la película "La taberna del Irlandés" (Donovan reef) de Ford, cuando los habitantes del pueblo polinesio se disponen a celebrar la fiesta navideña y entran por la puerta de la iglesia los Tres Reyes Magos: el rey de la Polinesia, el rey de Francia y el rey de los Estados Unidos de América, encarnado por un dignísimo Lee Marvin.
En cuanto al despertar del cine de animación en España, mucho me temo que mientras sigan haciéndose las cosas como hasta ahora, a golpe de subvención, nunca veremos una peli decente de dibujos (o de 3d, que tanto monta…). Mi experiencia en ese merccado no podría ser más desesperante y mi fe en las productoras españolas no podría ser más baja.
Japa: le odio con toda mi alma. Tengo esa película a menos de metro y medio del ordenador desde donde escribo... Tiene usted más razón que un santo.
Es que la cara de Marvin con su corona y tratando de mantener alto el honor nacional es algo que me resulta difícil de olvidar.
Hay una película de Ermanno Olmi, "Cammina, cammina", y dentro de poco veremos otra de Albert Serra.
Publicar un comentario